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sábado, 7 de noviembre de 2015

Mirar a fondo, a lo profundo del corazón, como Jesús

Mirar a fondo, a lo profundo del corazón, como Jesús

En nuestras actividades pastorales, sobre todo en el aspecto económico, solemos recurrir al aporte de las personas que cuentan con más recursos, y poco valoramos el aporte de los más pequeños.
A diario vemos pasar a nuestro lado a muchos migrantes, la mayoría de ellos va en busca de una mejor situación económica que no encuentran en sus país, pero también hay algunos que van huyendo de la represión, que gobiernos injustos ejercen sobre los luchadores sociales  

El profeta Elías fue un personaje importante en la historia de Israel. De él, no tenemos ningún escrito, pero sus memorias fueron recogidas en los últimos capítulos del primer libro de los Reyes.
Nos presentan a Elías como un luchador que defiende la fé en Yahvé, el dios de, Éxodo, el dios de la liberación, en contra de la idolatría impulsada por el rey Acab;  pero nos presentan también a Elías, como un luchador social que defiende los derechos de los campesinos.
Para los israelitas, asumir la religión de Baal, practicar la idolatría,  significaba asumir también la forma de gobierno los pueblos que lo consideraban su Dios. Por eso el rey Acab aparece como el rey que oprimió al campesinado representado por Nabot.
Elías se opuso enérgicamente contra la práctica de Acab y su esposa Jezabel; por eso fue rabiosamente perseguido y amenazado de muerte, y se vió obligado a migrar, hasta llegar a Sarepta.
Ahí, una viuda que está por consumir lo último que le queda,  alimenta al profeta migrante, perseguido y hambriento, apoyando con ello la lucha por la fidelidad a Yahvé y en contra de la monarquía opresora de los campesinos.
Uno de los rasgos más característicos de Jesús de Nazaret es el ser un observador de la vida, de la naturaleza, de las actitudes y acciones de las personas y de ello deduce lecciones para sus discípulos de ayer y de hoy.
Jesús mira a los profundo: ha observado que la gente, incluídos sus discípulos, se queda maravillada ante la grandiosidad del templo de Jerusalén, y él advierte: “No quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando”.
Ha observado profundamente y descubre que los maestros de la Ley son muy ostentosos y que, con el pretexto de largas oraciones, asolan las casas de las viudas.
Hoy lo encontramos en el templo, observando a fondo, descubre que  los ricos depositan grandes cantidades en el cepillo de las ofrendas, pero que dan de lo que les sobra.
Jesús también  observa a una pobre viuda que deposita dos monedas de ínfimo valor, y mirando a fondo descubre que ella ha depositado todo lo que tenía para comer.

Valorar como Jesús hoy, implica para nosotros, desde nuestra difícil situación económica, apoyar a los migrantes, y ser capaces de ver en ellos a personas de fé y de lucha por una vida digna.
Mirar como Jesús hoy,  implica para nosotros incluír en nuestras actividades  pastorales no sólo a la gente preparada, sino también a los niños, a los ancianos y de modo particular a los más pobres.
Educar como Jesús hoy, implica para nosotros estar atentos a la vida, sobre todo la vida de los más insignificantes, mirar a profundidad para descubrir ahí a Dios y ayudar a otros a mirar de esa manera
Noviembre 08 15

Cosme Carlos Ríos

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