La paz, don de Dios y
tarea del hombre
Vence la
indiferencia, construye la paz
La indiferencia de nuestro siglo, es a menudo, vinculada a
diversas formas de individualismo que producen aislamiento, ignorancia, egoísmo
y, esto lleva al desinterés”.
El aumento de las informaciones, de por sí, no es sinónimo de
aumento de atención a los problemas, si no es acompañado de una apertura de las
conciencias en sentido solidario.
·
El
libro de los Números, indica cómo deberá ser bendecido el pueblo: «El Señor te
bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el
Señor se fije en ti y te conceda la paz.»
La
paz, el resumen de todos los bienes que puede desear un hombre, el conjunto de
todos los beneficios que puede el hombre recibir de Dios, la meta última de
todo lo que Dios está haciendo por su pueblo
El
pueblo de Israel tendrá que completar un largo proceso que empezó con la salida
de Egipto y la liberación de la esclavitud, llegar a la tierra que Dios le va a
entregar, organizar una sociedad en la que nadie sea esclavo de nadie y
establecer unas relaciones de amistad con sus vecinos.
La
paz es, por tanto, la meta; pero en nombre de la paz no se puede eludir el
proceso: para llegar a la meta no hay más remedio que recorrer todo el camino.
El
fin último no es la liberación, sino la paz, pero la paz es incompatible con la
opresión y la injusticia.
·
En
la organización patriarcal de la familia, vigente en la Palestina de los
tiempos de Jesús, convivían en la misma casa, en la casa del padre, tanto los
hijos como los siervos.
Todos
estaban sometidos a la autoridad del padre, pero mientras unos, los hijos, eran
considerados hombres libres, otros, los siervos, tenían un grado de libertad
prácticamente inexistente.
El
paso de una situación a otra coincide con la adopción de la fe cristiana, con
el don del Espíritu, con la participación de María y el hecho de ser recibidos como hijos en la casa del Padre
Dios.
El
Espíritu, recibido y aceptado libremente, convierte al hombre en hijo de Dios,
llevando así a término la tarea de Jesús: «rescatar a los que estaban sometidos
a la Ley, para que recibiéramos la condición de hijos».
Pablo
quiere subrayar que esta tarea quiso realizarla el Padre, desde abajo,
haciéndose presente, en un hombre, en el mundo de los hombres.
Jesús
no fue un dios disfrazado de hombre: la suya era carne nacida de una mujer, de
una mujer pobre y sencilla, en la que se fijó de manera especial la mirada de
Dios, centrando en ella el cumplimiento de todas las promesas del Señor a su
pueblo.
Ella
fue una mujer que, como todos los seres humanos, tuvo que someterse a un
proceso, a veces difícil, con momentos de especial dureza, para ir alcanzando
con la plenitud de la fe, su propia liberación, para ir incorporando a su papel
de madre su vocación de hermana.
· El Evangelio nos cuenta
que los marginados, espoleados por la noticia del ángel, van derechos al
objetivo: quieren comprobar con sus propios ojos que su sueño se ha hecho
realidad
Van
a toda prisa y encuentran a María y a José, y al niño recostado en el pesebre.
Dan
con una pequeña comunidad familiar, descrita como toda comunidad bien
constituida, con tres personajes.
Se
trata de un grupo humano real, con funciones bien diferenciadas: María, la
madre,; José, el padre, el niño
recostado en un pesebre, impotente, tan marginado como los mismos
pastores.
Es
el inicio de un cambio de valores que hará historia.
Celebrar
a María, hoy, desde la misericordia de Jesús, significa hacernos sensibles y reaccionar con hechos y palabras, ante el
dolor de las mujeres, de modo especial, las abandonadas, las madres solteras,
las que se prostituyen, las migrantes.
Celebrar
un año nuevo nos compromete a mirar adelante, trazarnos metas importantes pero
que podamos alcanzar con pequeños pasos que no se detienen; señalarnos esos
pasos.
Construir
la paz nos compromete a interesarnos y reaccionar en torno a toda clase de
injusticia de carácter local, nacional y mundial, sobre todo las que más dañan
la vida y la dignidad de la persona.
Construir
la paz nos compromete a educarnos día con día en los caminos que la construyen:
El respeto, el diálogo y la colaboración en todos los espacios en que nos
movemos.
Feliz
año nuevo en el que, todos seamos constructores de la paz.
Diciembre
31 del 2015
Cosme
Carlos Ríos
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