Dios emplea medios pequeños
Es raro ver que en
las actividades pastorales de cualquier grupo religioso, se tome en cuenta a
los niños, a los ancianos o a las personas que vienen de nuestros pequeños
pueblos y a nuestros campesinos.
Por lo general, las
mujeres son muy activas en casi todas las actividades, pero, poco las vemos
participar en la planeación y en la toma de decisiones.
El primer libro de Samuel nos dice que
después de que Dios ha rechazado a Saúl, envía a Samuel, a Belén, a la casa de
Isaí, para elegir de entre sus hijos al nuevo rey.
Isaí le
va presentando a Samuel a sus hijos,
pero, a pesar de que varios tienen buena apariencia, ninguno es el elegido por
Dios.
Samuel le pregunta
que si ya no tiene más hijos e Isaí le responde que falta el más pequeño que
está cuidando las ovejas, Samuel lo manda llamar y lo unge en presencia de sus hermanos
En la tradición de Israel, David, a pesar de
sus pecados, aparece como el rey ideal,
el hombre profundamente religioso, el que lucha por su pueblo y el que no lo
explotó con tributos.
El profeta Miqueas, es
un profeta pequeño, en comparación con su contemporáneo el profeta Isaías (El
libro de Miqueas tiene apenas 7 capítulos frente a los 66 que comprende el
libro de Isaías).
Este pequeño profeta
campesino, de Moresét Gat, contrapone dos
situaciones: una de crisis, en que se halla Judá, amenazada por los asirios, y
otra de liberación por efecto de un misterioso Libertador.
Judá no
debe desfallecer al verse rodeada de enemigos, sino que debe resistir, porque
al fin saldrá victoriosa.
La crisis
es momentánea, porque Yahvé hará surgir un líder victorioso que será el
libertador de sus compatriotas, el cual
saldrá de este reino de Judá ahora en peligro de desaparecer.
La salvación de Dios vendrá, no desde la capital, ni
desde una gran príncipe o general, sino de la pequeña Belén, que está a unos 10
kilómetros, y vendrá desde un recién nacido.
Casi nunca la
historia nos narra los acontecimientos simples y sencillos de los pobres. Pero
en el Evangelio de hoy encontramos una excepción.
Lucas no se ha dejado
arrastrar por la tendencia a resaltar las obras de los grandes y poderosos de
la tierra; él ha querido mostrar los detalles simples de una realidad que aparentemente
no tiene ningún puesto en el desarrollo histórico de una sociedad que sólo
considera importante lo que hacen los grandes, los de renombre, los que se
creen a sí mismos los únicos protagonistas de la historia.
Aquí, el
protagonismo, es de un par de mujeres, personajes ya de por sí devaluados en
una sociedad machista, patriarcal, dos niños que aún sin nacer ya están
llamando la atención del autor, y el Espíritu Santo, que llena de gozo a Isabel
para bendecir a su parienta María y al fruto de su vientre y para cantar las
grandezas del Señor.
María e Isabel,
personajes que no cuentan mucho en la sociedad, se encuentran, y este
encuentro, es la ocasión para que Lucas establezca, una enseñanza sobre la
manera cómo Dios actúa en la historia humana y a través de qué tipo de personas
actúa; eso es, en el fondo lo que proclama Isabel en las palabras que dirige a
María.
Para realizar sus
planes de salvación, Dios se vale de la pequeña y olvidada Belén: De allí
surgirá el pastor de Israel.
Para el nacimiento
del precursor y para el nacimiento del Mesías, Dios se vale de dos mujeres que
poco cuentan en su sociedad, una, demasiado joven, la otra una persona de
avanzada edad.
Actuar con los
criterios de Dios, que valora a la pequeña Belén, implica para nosotros,
valorar de manera a las personas de nuestros pueblos pequeños, sobre todo a los
campesinos
Actuar con los criterios de Dios que se vale
de una jovencita y de una mujer de avanzada edad para el nacimiento del
Salvador y del Precursor, implica para nosotros, incluir a la mujer de
cualquier edad en la planeación de nuestras actividades pastorales y sobre todo
en las decisiones.
Actuar con los
criterios de Dios implica para nosotros valorar de manera efectiva a los niños
y a los ancianos, e integrarlos activamente en nuestras actividades.
Feliz Navidad
Diciembre 19 del 2015
Cosme Carlos Ríos
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