LG 55-59: María en la historia de la salvación.
LG 60-65; María y la iglesia.
LG 66-67: El culto a María.
LG 68-69: María, signo de esperanza para el pueblo de
Dios.
Palabra de Dios
— Jn 2,1-5.11-12: Haced lo que él os
diga.
— Le 11,27-28: Dichosos más bien los
que escuchan la
Palabra de Dios.
— He 1,12-14: María orando con la
primera comunidad
cristiana.
— Le 1,26-38: Hágase en mí según tu
Palabra.
— Le 1,46-53: Destronó a los poderosos y
levantó a los
humillados.
Cuestiones para el diálogo
— Evocar y recordar entre todos en el
grupo cómo era la devoción a María en los tiempos preconciliares.
Hacer un análisis crítico.
— ¿Qué cosas hemos oído, en nuestra
educación infantil, sobre María, que hoy no nos parecen aceptables?
¿Por qué? Analizar esas causas.
— ¿Qué ha supuesto fundamentalmente el
Concilio de transformación en lo que respecta al puesto de María en la devoción
de los cristianos?
— Cualidades admirables y/o imitables
de María: enumerarlas distinguiendo.
— ¿Qué significa la afirmación
conciliar de que María es «tipo de la Iglesia» (LG 63)?
— Citar y recordar prácticas de
religiosidad popular mariana. Hacer un análisis. ¿Qué hay ahí de cristianoy/o
de religioso, de conciliar y de preconciliar?
Reflexión
1. El estatuto concreto a dar al texto
del Concilio sobre María fue debatido por los Padres Conciliares.
Unos querían hacerlo texto autónomo y
otros querían incorporarlo a la Lumen Gentium. Prevaleció finalmente esta
segunda opción. Se quiso señalar con ello que el lugar verdadero de
María es la iglesia, y que la reflexión sobre su misterio ha de tener un
carácter marcadamente eclesial.
2. En efecto, se registraba en el
debate conciliar la presencia de dos mariologías. Una podríamos
denominarla «cristotípica», es decir, que elaboraba la reflexión mariana
desde el modelo de Cristo Redentor. La otra podría ser denominada «eclesiotípica»,
y elaboraba la reflexión teológica sobre María a partir de su dimensión eclesial.
Los debates conciliares dieron la razón a esta segunda orientación.
3. Según ella, María, de cara a
nosotros, está en la línea de la iglesia. María es, ante todo, una creyente,
la primera creyente, modelo de los creyentes. Es decir, no es una diosa, no
está del lado de la divinidad sino del lado de los creyentes, no es el
correlato femenino de la divinidad, sino una mujer de nuestra raza y de nuestro
pueblo, del pueblo de Dios. Y es importante en ella no sólo lo que tiene de
prerrogativas de gracia sublimes e irrepetibles,
sino lo que tiene de modelo para nosotros, lo que tiene de realización
modélica de obediencia y de fe. En ese sentido María es tipo, modelo, maqueta
de lo que es y debe ser la iglesia. Pablo VI, en su Marialis Cultus, en
los números 16 y siguientes, desarrolla las facetas de esta ejemplaridad de
María respecto a la Iglesia. Y la Lumen Gentium desarrolla su carácter
de tipo de la iglesia.
4. Esto supone ciertamente un giro
apreciable en la línea mariológica de la teología preconciliar y,
correlativamente, en la espiritualidad y en la pastoral mariana en la iglesia.
Se superan unos planteamientos maravillosistas, extrinsecistas, barrocos y
excesivamente sobrenaturalistas, para traducir la misma devoción mariana de
siempre a un lenguaje más acomodado al hombre de hoy. El mismo Pablo VI (Marialis
Cultus 38) llamaba la atención y enumeraba fallos y desviaciones que
había que corregir: actitudes cultuales erróneas, exageración de contenidos y
de formas, falseamiento de la doctrina, estrechez de mente, vana credulidad,
sentimentalismo, cosas manifiestamente legendarias o falsas... La
espiritualidad mariana conciliar, como la espiritualidad mariana más
genuinamente evangélica, conduce a Jesús:
Haced lo que él os diga» (Jn 2,5), y
nos abre a ulteriores desarrollos posconciliares sobre María como
profetisa de la liberación desde el Dios de los pobres (Le 1, IM5)... B
Examen
— ¿Cómo es nuestra devoción a María? ¿La hemos actualizado?
— ¿Es relevante en nuestra comunidad cristiana la orientación
eclesiológica que el Concilio quiso imprimir a la espiritualidad mariana?
— ¿Nos fijamos en María más en o admirable que en lo
imitable?
— ¿Qué hemos hecho pastoralmente ante la religiosidad popular
(tradiciones, fiestas patronales, santuarios, prácticas piadosas, mes de María,
novenas...)? ¿Hacemos algún esfuerzo al respecto para ayudar al pueblo cristiano
a madurar y a renovarse, o d jamos todo igual disfrazando la pereza con algunas
excusas pastorales?
— ¿Cuántas prácticas marianas siguen hoy intactas, igual que
hace veinte años, como si no se hubiera celebrado el Concilio?
Conversión
— Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, como
corrección concreta que Jesús mismo hizo a los admiradores de su madre (Le
11,28
— Analizar el aspecto mariano de nuestra comunidad cristiana.
Hacer desde sus organismos competentes una programación de animación de cara a
las próximas fechas marianas.
— Estudiar comunitariamente alguna vez el capítulo octavo de
la Lumen Gentium.
— Revisar nuestra piedad mariana personal.
— Comprometernos con la causa de la mujer.
Preces
Para que encontremos entre todos un lenguaje adecuado a la
nueva espiritualidad mariana posconciliar (en imágenes, expresiones, prácticas,
estampas, materiales pastorales...).
— Por el pueblo cristiano, para que madure en su
religiosidad
popular mariana.
— Por los que dirigen la pastoral de los santuarios, para
que atiendan debidamente al pueblo cristiano.
— Por las mujeres cristianas, para que exijan un puesto más
justo en la sociedad y en la iglesia.
— Para que hagamos imitación concreta nuestra admiración
por María.
Oración
Dios, Padre nuestro, que en la Madre de Jesús nos has dado
un ejemplo, el tipo de lo que ha de ser la iglesia como fiel discípula de
Jesús; da a las comunidades cristianas su fe y su esperanza, para que se
comprometan por el reino con su mismo amor eficaz. Por J.n.S.
No hay comentarios:
Publicar un comentario