La mayoría de
los creyentes considera que la tarea de la Iglesia tiene que ser realizada por
personas especiales, sobre todo por las personas que han recibido un
Ministerio.
Las
actividades que desempeña la predicación y la Catequesis están orientadas casi
siempre a las personas que acuden al templo y hay muy pocas actividades
orientadas hacia los de fuera.
La predicación
y catequesis, por lo general, instruyen, pero no es muy notorio, que den consuelo y esperanza
a las personas en sus problemas y aflicciones.
La oración
colecta de hoy nos señala que la
Iglesia, por voluntad de Dios es sacramento de salvación para todos los
pueblos.
La sección del
profeta que leemos hoy corresponde al tercer Isaías que escribe después del
destierro, época en la que se afirmó el nacionalismo judío.
En contra de la corriente, que favorece ese
nacionalismo, el profeta presenta al pueblo y al templo como parte del plan de
Dios, para que todos los pueblos obtengan la salvación.
La primera
carta a Timoteo nos presenta expresamente la voluntad de Dios, que quiere que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Jesús envía a
los Once para que vayan por todo el mundo y hagan que todos los pueblos sean
sus discípulos: Que entremos a la escuela de Jesús para aprender las enseñanzas
y el estilo de vida de Jesús.
El día de
nuestro bautismo fuimos incorporados a Jesucristo y desde ese momento
participamos de su misión.
Como un signo,
se impuso sobre nuestra cabeza el crisma que señala nuestra consagración para
colaborar en la misión de Jesucristo
Seremos en
verdad un pueblo misionero si cada uno de nosotros nos esforzamos por ser para
los demás un testimonio de alegría, de
respeto y de amistad.
Seremos en
verdad un pueblo misionero si nuestra predicación y catequesis presenta a un
Dios Padre que quiere el bien para cada uno de sus hijos.
Seremos en
verdad un pueblo misionero si en todo nuestro servicio al Ministerio de la palabra
presentamos a Jesús como la persona que se preocupa por los que sufren, por los
desesperados, por los desanimados, por los tristes
Seremos en
verdad un pueblo misionero, si toda nuestra vida personal y comunitaria busca llevar consuelo y
esperanza a los más débiles y necesitados.
CCR
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