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miércoles, 31 de octubre de 2012

Los cristianos constructores de la paz internacional


Tomado de José María Vigil
Para vivir el Concilio
Textos conciliares

GS 77: La familia humana ha llegado en su proceso de madurez a un momento de suprema crisis. No puede seguir adelante en la construcción de un mundo más humano para todos sin que los hombres se conviertan a la verdad de la paz. Por eso, el mensaje evangélico, «que coincide con los más profundos anhelos y deseos del género humano », brilla hoy día con nueva luz.

GS 78: La verdadera paz es fruto de la justicia, no mera ausencia de guerra, ni equilibrio de fuerzas, ni temor ante una hegemonía despótica. La paz es una tarea permanente. Y es también fruto del amor, que supera la justicia. El Concilio llama insistentemente la atención a todos los cristianos para que se unan a todos los hombres realmente pacíficos en la tarea de establecer la paz.

GS 80: Las nuevas armas científicas, que permiten una destrucción casi total, nos obligan a plantear el tema de la guerra con una mentalidad totalmente nueva.

GS 81: Con la carrera de armamentos no sólo no se eliminan las causas del conflicto, sino que más bien se corre el riesgo de agravarlas. La carrera de armamentos es la plaga más grave de la humanidad y perjudica a los pobres de manera intolerable.

GS 82: Todos han de trabajar para que cese la carrera de armamentos, incluso para que comience su reducción. Es preciso ampliar la mente más allá de las fronteras de la propia nación, renunciar a los egoísmos nacionales y adoptar un profundo respeto hacia toda la humanidad. Es sumamente urgente reeducar la mentalidad y dar una nueva orientación a la opinión pública. Los que trabajan en la educación y en la formación de la opinión pública tienen ahí una responsabilidad especial.

 

GS 83: Para construir la paz lo primero que hace falta es eliminar las causas de discordia: sobre todo las injusticias, las excesivas desigualdades, la lentitud de soluciones, el afán de dominio, etc. Estimúlese sin descanso la creación de organismos que promuevan la paz.

GS 84: La iglesia se goza del espíritu de fraternidad que hay en la colaboración dentro de los organismos internacionales, mundiales o regionales.

GS 85: Hace falta establecer una cooperación mayor en el orden económico. Es precisa la ayuda en personal técnico a los países en vías de desarrollo. Hay que cambiar muchas cosas para encontrar un nuevo orden económico internacional.

GS 88: Cooperen gustosamente los cristianos en la edificación del orden internacional. Que no sirva de escándalo el hecho de que los países cristianos son los ricos. Merecen alabanza y ayuda los voluntarios en la cooperación internacional.

GS 89: Al predicar el Evangelio, la iglesia contribuye a la consolidación de la paz. Es absolutamente necesaria la presencia de la iglesia en la comunidad de los pueblos para fomentar la cooperación de todos, tanto a través de las instituciones públicas como por la colaboración de cada uno.

GS 90: Forma excelente de la actividad internacional de los cristianos es la colaboración individual o colectiva dada a las instituciones de cooperación internacional.

 

Palabra de Dios

Mt 5,9: Bienaventurados los que se esfuerzan por construir la paz.

Is 2,4: De sus espadas forjarán arados.

Jn 14,27: Mi paz os dejo, pero no como lo hace el mundo.

Rom 14,17: El reino de Dios no es... sino justicia, paz y gozo.

2 Cor 5,18-21: Somos ministros de la reconciliación.

Ef 4,3: Conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

 

Cuestiones para el diálogo

¿Cuáles son las causas de las guerras? ¿Cuáles pueden ser las causas o amenazas de la posible próxima guerra mundial?

¿Por qué los temas de la paz internacional nos han sido presentados como ajenos a la realidad de la vida cristiana? ¿Se ha insistido suficientemente en lo contrario después del Concilio?

 

Reflexión

1. El Concilio se pronuncia ante el tema de la paz mundial. Es decir, juzga el tema como relevante desde la óptica de la Iglesia. No piensa que sea un tema exclusivamente de los políticos, ni estrictamente técnico, ni irrelevante para los intereses del reino de Dios. También aquí hay que recordar aquellas palabras: «Nada de lo que es verdaderamente humano puede dejar de encontrar eco en el corazón de los seguidores de Cristo» (GS 1). Es la preocupación por la venida del reino y la salvación de la humanidad lo que preocupa a la iglesia (GS 45), pero desde una perspectiva amplia, cósmica, responsablemente histórica.

 

2. Para el Concilio la paz es fruto de la justicia. El pensamiento conciliar sobre la paz es crítico. Va a las raíces. Y descubre las raíces de las discordias producidas en la injusticia, las desigualdades económicas, la lentitud en la aplicación de soluciones, el afán de dominio, el desprecio por las personas... (GS 83). Piensa el Concilio que la carrera de armamentos no soluciona las amenazas de la paz, sino que las empeora, a la vez que se trata de la plaga más grave de la humanidad y perjudica

a los pobres de manera intolerable (GS 81). El nivel alcanzado por la tecnología armamentística —lo cual se ha desarrollado incomparablemente en el posconcilio— y sus posibilidades actuales superabundantes de una destrucción total del planeta hace que nos debamos plantear la posibilidad de la guerra —dice el Concilio— de una forma enteramente nueva. Cosa que, efectivamente, no ha hecho sino radicalizarse en los años posteriores al Concilio en forma creciente.

 

3. Nuestra actitud habitual todavía es de desentendimiento ante estos problemas. Es cierto que es creciente en la actualidad el número de grupos cristianos y de cristianos individuales que se comprometen decididamente en estos campos, pero también es cierto que la gran masa de cristianos permanece al margen, con el prejuicio inveterado de que estos temas se salen del ámbito

de nuestras obligaciones cristianas, o, lo que es peor, pertenecen a una zona vedada al cristiano, la de las implicaciones políticas. Y así tenemos que asistir al lamentable espectáculo de ver que, mientras cada vez más hombres de hoy se incorporan a la tarea de la construcción internacional de la paz, los cristianos, que oficialmente se dicen portadores de la salvación para la humanidad, permanecen desentendidamente al margen de la evitación activa de una catástrofe cósmica.

 

4. El Concilio nos invita a comprometernos. Debemos hacernos conscientes de nuestra responsabilidad humana y cristiana y esforzarnos por despertar en nuestro ámbito personal de vida la pronta voluntad de cooperar con la comunidad internacional (GS 82). Una forma excelente de ello es la cooperación con instituciones internacionales (GS 90), cuyo mejor funcionamiento, coordinación y multiplicación ha de ser estimulado sin descanso (GS 83). Todos hemos de tomar una postura activa y militante ante la actual carrera de armamentos (GS 82), debemos fomentar las ayudas técnicas, económicas

y en personal hacia los países en vías de desarrollo (GS 85, 88) y participar en los esfuerzos por encontrar un nuevo orden económico internacional más justo (GS 85). ¿Se ha dicho todo esto suficientemente al pueblo cristiano? ¿Sabe el pueblo cristiano que todo esto es pensamiento conciliar? ¿Ha sido asimilado este espíritu en el lenguaje religioso de nuestras comunidades cristianas? ¿Se traduce todo esto en una incorporación creciente de los cristianos a las tareas de la paz, desde instancias nacionales e internacionales? ¿Qué podemos hacer?

 

Examen

¿Pensamos que la responsabilidad en estos temas de la paz internacional corresponde solamente a las instancias públicas o a las entidades políticas? ¿Pensamos que nosotros no podemos hacer nada? ¿Qué podemos hacer?

 

Conversión

Organizar en la comunidad cristiana unas jornadas o procedimiento de estudio sobre las relaciones entre el ecologismo y el cristianismo.

Adoptar, desde la fe, una actitud convencidamente no belicista, no militarista, solidaria.

 

Preces

Para que venga al mundo la paz, como resultado de la justicia.

Para que no acumulemos internacionalmente nuevas espadas, sino que las convirtamos en arados.

Para que adquiramos crecientemente conciencia de ciudadanos del mundo, por encima de fronteras, razas, nacionalismos.

Para que nadie justifique impunemente en nombre de la fe la carrera de armamentos o la situación de injusticia internacional.

Por los pueblos que actualmente están en guerra, por los países que se están beneficiando con esas guerras, para que los cristianos que hay en ellos alcen su voz en protesta.

Por nosotros mismos, para que seamos portadores de paz desde nuestro pequeño ámbito personal.

 

Oración

Dios, Padre nuestro, no nos dejes dormir tranquilos, sin pesadillas, mientras sabemos que el mundo está sangrando por las guerras, la miseria, el hambre, la injusticia, la amenaza de destrucción total. Haznos apasionados partidarios de la paz y da eficacia a nuestros esfuerzos por construirla, para que así podamos acogernos verazmente a la bienaventuranza de Jesús. Por el mismo J. n. S.

 

sábado, 27 de octubre de 2012

Señor Jesús que los cristianos podamos ver



La Iglesia, los cristianos, decimos seguir el camino de  Jesús, pero, con frecuencia vivimos los juegos de poder en la búsqueda de puestos en la Iglesia.

Decimos seguir el camino de Jesús, pero no miramos las situaciones de violencia y de injusticia que se viven a nuestro lado.

Decimos seguir el camino de  Jesús pero seguimos haciendo discriminación hacia la mujer, hacia los indígenas y hacia los migrantes.

 

El profeta Jeremías vivió  durante la época del destierro a Babilonia, pero él se quedó acompañando a los que quedaron en Judá: El es para ellos el profeta de la esperanza.

El profeta invita a la alegría porque el Señor ha liberado a su pueblo: promete que el Señor va a cambiar la suerte de su pueblo, reuniéndolo: Entre los que han de regresar están el cojo y el ciego.

 

Jesús camina resueltamente hacia Jerusalén para consumar su entrega, mientras sus discípulos, sin comprenderlo, (ciegos) discuten sobre los primeros puestos.

A la vera del camino de Jesús se encuentra un mendigo ciego, el hijo de Timeo, y al oir que es Jesús el que pasa exclama: "¡Jesús, hijo de  David, ten compasión de  mí!".

La gente considera una impertinencia la voz de Bartimeo y lo reprende para que se calle, pero él grita con más fuerza: ¡Hijo de  David, ten compasión de  mí!".

Jesús escuchó la voz de aquel mendigo y ordenó que lo llamaran y entonces la gente le dice: Ánimo! Levántate, que  te llama".

El mendigo pega un brinco, arroja su manto, su estilo de vida y se acerca a Jesús y este le pregunta ¿Qué quieres que haga por ti? Y él responde  “Maestro que pueda ver”.

Ya no le da el nombre político de  hijo de David, ha visto en Jesús al Maestro, y Jesús le responde: "Anda, tu fe te ha  curado".

El evangelista añade: Inmediatamente  recobró la vista, y  seguía a Jesús en el  camino.

 

Como Bartimeo necesitamos que  Jesús nos abra los ojos para descubrir que el camino del discípulo no es el camino del poder sino el del servicio y la entrega.

Como Bartimeo necesitamos que  Jesús nos abra los ojos para descubrir que el camino de Jesús deja a un lado las discriminaciones hacia la mujer, los indígenas, los mendigos y los migrantes.

Como Bartimeo necesitamos que  Jesús nos abra los ojos para descubrir que necesitamos ver con los ojos de Jesús las situaciones de violencia y de injusticia que se viven en nuestro caminar.

Nos hace falta buscar la luz como Bartimeo reuniéndonos para descubrir las causas de la injusticia y de la marginación y encontrar las soluciones que están a nuestro alcance.

Hagamos propuestas, críticas, sugerencias

Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz

CCR

 

 

 

 

jueves, 25 de octubre de 2012

Una nueva espiritualidad

Textos conciliares
LG 40: Jesús es el modelo cristiano de la santidad. La santidad consiste en su seguimiento. La santidad cristiana suscita un nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena (cf también GS 11, 15, 41; AA 5).
LG 41: Una misma es la santidad de todos los cristianos, y se alcanza precisamente en el desarrollo diario de las ocupaciones y preocupaciones de la propia vocación y estado de vida de cada uno, «en las condiciones, ocupaciones o circunstancias de su vida, y a través de todo ello».
LG 42: «Quedan, pues, invitados y aun obligados todos los fíeles cristianos a buscar insistentemente la santidad y la perfección dentro del propio estado».
LG 10-11: Los cristianos ejercen su sacerdocio común por medio de todas sus obras, ofreciéndose a sí mismos como hostia viva. Todos, de cualquier estado y condición, están llamados, cada uno por su camino, a ser perfectos como lo es el Padre.
GS 38: La caridad no hay que buscarla únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vida ordinaria.
LG 34: Los seglares y la consagración del mundo por el sacerdocio común.

Palabra de Dios
— Mt 5,43-48: Sed perfectos (buenos del todo) como vuestro Padre.
— 1 Tes 4,3: Esta es la voluntad del Padre: vuestra santificación.
— Rom 12,1-2: Ofreced a Dios vuestra existencia como sacrificio agradable.
— Col 3,9b-17: Revestíos del hombre nuevo, de las virtudes de los santos.
— Gal 5,16-26: Vivir según el Espíritu, no según la carne.
— 1 Cor 10,31: Hacedlo todo a mayor gloria de Dios.
— Jn 4,21-24: Adorar en espíritu y en verdad.
— He 17,28: En quien nos movemos y existimos.

Cuestiones para el diálogo
— Las imágenes de los santos: estatuas, estampas... ¿Qué «imagen» de santidad reflejan?

Reflexión
1. La mayor parte de las religiones han pensado que Dios, en cuanto misterio y en cuanto santo, está más allá del hombre y de la historia, enteramente separado y distanciado. De ahí que se haya llegado a definir la santidad como separación y distanciamiento de lo profano. Santo, sagrado, separado... vienen a ser sinónimos. Pero, para nosotros, desde Jesús, esto debe ser corregido. Dios, con su santidad, se ha encarnado, ha asumido nuestra naturaleza y nuestra historia, y, desde entonces, se han roto las barreras entre lo sagrado y lo profano. Todo es sagrado, para quien sabe ver, bajo las leves envolturas de la tierra y de la historia, la presencia de Aquel que es y que viene.
2. Aunque esto sea así, en la historia del cristianismo volvieron a entrar influjos filosóficos ajenos (idealismo, platonismo, maniqueísmo, etc.) que lograron desterrar la santidad a un forzado exilio de huida del mundo. La vida monástica se constituyó en prototipo de la santidad en la iglesia. El resultado popular fue contundente: «La santidad es para los monjes y los clérigos».
3. El Vaticano II nos plantea la exigencia de volver a una concepción más cristiana de la santidad. Se trata, por tanto, de una santidad encarnada, no separada, no huida de este mundo. Repite insistentemente el texto conciliar (LG 41) .que esta santidad ha de alcanzarse en la vida diaria, en las ocupaciones y preocupaciones de cada estado de vida y condición, no en una separación o huida del mundo. El fundamento teológico de todo esto es, además de la ley de la encarnación cristiana, el sacerdocio común de los fíeles (LG 10-11), verdad teológica eminentemente bíblica, olvidada en el siglo XVI y redescubierta por el Vaticano II. Esta fecundísima visión teológica implica una verdadera revolución en la existencia cristiana, en la que ya no hay que hacer distinción entre zonas o tiempos sagrados y profanos. En todo esto no hacemos sino recuperar el mensaje puramente neotestamentario. 4. Muy importante es subrayar un aspecto de la santidad cristiana que repite el texto conciliar en diferentes lugares, como un involuntario estribillo que delata una nueva forma de pensar: la santidad, la vida, el mensaje cristiano suscitan en el mundo un nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena, presentan soluciones plenamente humanas, responden a los anhelos y exigencias más hondos del corazón humano, son plenamente humanizantes, perfeccionan cada vez más la propia dignidad humana, etc. (LG 40; GS 11, 15, 41; AA 5).
5. Otro punto clave a no olvidar: el famoso párrafo último del capítulo V de la Lumen Gentium. Quedan, pues, todos «invitados y aun obligados» a la santidad. Nunca se había dicho esto con tanta rotundidad. Más aún, «todos deben estar prestos a confesar a Cristo delante de los hombres» por el martirio (LG 42). 6. Sería bueno ver todo esto en la perspectiva histórica de la evolución de los conceptos de santidad y de la espiritualidad correspondiente: del «ora et labora» a las espiritualidades apostólicas del «contemplata aliis tradere » y el «contemplativus in actionen». Ya modernamente llegaríamos a la espiritualidad de la teología del trabajo y de las realidades terrestres. Y después del Concilio hablaríamos de «contemplativus in liberatione» y de una nueva perspectiva de «santidad política».

Examen — ¿Somos de los que damos por descontado que «la santidad es cosa de curas y monjas»?

Conversión
— Propiciar un lenguaje nuevo pero explícito sobre la santidad.
— Colaborar con nuestra vida y testimonio a quitar las connotaciones negativas de la palabra «santidad». —
Denunciar el modelo preconciliar y evasivo de santidad que patrocinan todavía algunos grupos. — Hacer consciente en mi propia espiritualidad la perspectiva teológica del sacerdocio común. — Revisar mi práctica de oración personal y comunitaria.

Preces
— Por todos los que creen que la santidad no es para ellos.
— Por todos los que están en situaciones difíciles de lucha por la justicia, para que el Señor los sostenga y les haga modelo de «santidad política».
— Por todos los que prevén la posibilidad del martirio en su vida, para que acojan fielmente este don de Dios.
— Para que la iglesia universal no ignore sino que venere los muchos mártires que actualmente estamos teniendo en algunas zonas de la iglesia.
— Para que integremos nuestras tareas más cotidianas en la perspectiva de la llamada a la santidad.

Oración
Dios, Padre nuestro, tú eres el solo santo, y quieres que seamos buenos del todo, como tú. Abre nuestros ojos para que descubramos los muchos santos que nos rodean, para que sepamos también nosotros encontrar la santidad en la vida diaria. Por J.n.S.

sábado, 20 de octubre de 2012

Enviados a llevar Buenas noticias


 

 

La mayoría de los creyentes considera que la tarea de la Iglesia tiene que ser realizada por personas especiales, sobre todo por las personas que han recibido un Ministerio.

Las actividades que desempeña la predicación y la Catequesis están orientadas casi siempre a las personas que acuden al templo y hay muy pocas actividades orientadas hacia los de fuera.

La predicación y catequesis, por lo general, instruyen, pero no  es muy notorio, que den consuelo y esperanza a las personas en sus problemas y aflicciones.

 

La oración colecta de hoy nos señala que  la Iglesia, por voluntad de Dios es sacramento de salvación para todos los pueblos.

La sección del profeta que leemos hoy corresponde al tercer Isaías que escribe después del destierro, época en la que se afirmó el nacionalismo judío.

En  contra de la corriente, que favorece ese nacionalismo, el profeta presenta al pueblo y al templo como parte del plan de Dios, para que todos los pueblos obtengan la salvación.

La primera carta a Timoteo nos presenta expresamente la voluntad de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Jesús envía a los Once para que vayan por todo el mundo y hagan que todos los pueblos sean sus discípulos: Que entremos a la escuela de Jesús para aprender las enseñanzas y el estilo de vida de Jesús.

El día de nuestro bautismo fuimos incorporados a Jesucristo y desde ese momento participamos de su  misión.

Como un signo, se impuso sobre nuestra cabeza el crisma que señala nuestra consagración para colaborar en la misión de Jesucristo

 

 

Seremos en verdad un pueblo misionero si cada uno de nosotros nos esforzamos por ser para los demás un testimonio de alegría,  de respeto y de amistad.

Seremos en verdad un pueblo misionero si nuestra predicación y catequesis presenta a un Dios Padre que quiere el bien para cada uno de sus hijos.

Seremos en verdad un pueblo misionero si en todo nuestro servicio al Ministerio de la palabra presentamos a Jesús como la persona que se preocupa por los que sufren, por los desesperados, por los desanimados, por los tristes

Seremos en verdad un pueblo misionero, si toda nuestra vida personal  y comunitaria busca llevar consuelo y esperanza a los más débiles y necesitados.

CCR

 

       

 

miércoles, 17 de octubre de 2012

UNA NUEVA IMAGEN DE MARÍA

Textos conciliares

LG 55-59: María en la historia de la salvación.

LG 60-65; María y la iglesia.

LG 66-67: El culto a María.

LG 68-69: María, signo de esperanza para el pueblo de

Dios.

 

Palabra de Dios

— Jn 2,1-5.11-12: Haced lo que él os diga.

— Le 11,27-28: Dichosos más bien los que escuchan la

Palabra de Dios.

— He 1,12-14: María orando con la primera comunidad

cristiana.

— Le 1,26-38: Hágase en mí según tu Palabra.

— Le 1,46-53: Destronó a los poderosos y levantó a los

humillados.

 

Cuestiones para el diálogo

— Evocar y recordar entre todos en el grupo cómo era la devoción a María en los tiempos preconciliares.

Hacer un análisis crítico.

— ¿Qué cosas hemos oído, en nuestra educación infantil, sobre María, que hoy no nos parecen aceptables?

¿Por qué? Analizar esas causas.

— ¿Qué ha supuesto fundamentalmente el Concilio de transformación en lo que respecta al puesto de María en la devoción de los cristianos?

— Cualidades admirables y/o imitables de María: enumerarlas distinguiendo.

— ¿Qué significa la afirmación conciliar de que María es «tipo de la Iglesia» (LG 63)?

— Citar y recordar prácticas de religiosidad popular mariana. Hacer un análisis. ¿Qué hay ahí de cristianoy/o de religioso, de conciliar y de preconciliar?

 

Reflexión

1. El estatuto concreto a dar al texto del Concilio sobre María fue debatido por los Padres Conciliares.

Unos querían hacerlo texto autónomo y otros querían incorporarlo a la Lumen Gentium. Prevaleció finalmente esta segunda opción. Se quiso señalar con ello que el lugar verdadero de María es la iglesia, y que la reflexión sobre su misterio ha de tener un carácter marcadamente eclesial.

 

2. En efecto, se registraba en el debate conciliar la presencia de dos mariologías. Una podríamos denominarla «cristotípica», es decir, que elaboraba la reflexión mariana desde el modelo de Cristo Redentor. La otra podría ser denominada «eclesiotípica», y elaboraba la reflexión teológica sobre María a partir de su dimensión eclesial. Los debates conciliares dieron la razón a esta segunda orientación.

 

3. Según ella, María, de cara a nosotros, está en la línea de la iglesia. María es, ante todo, una creyente, la primera creyente, modelo de los creyentes. Es decir, no es una diosa, no está del lado de la divinidad sino del lado de los creyentes, no es el correlato femenino de la divinidad, sino una mujer de nuestra raza y de nuestro pueblo, del pueblo de Dios. Y es importante en ella no sólo lo que tiene de prerrogativas de gracia  sublimes e irrepetibles, sino lo que tiene de modelo para nosotros, lo que tiene de realización modélica de obediencia y de fe. En ese sentido María es tipo, modelo, maqueta de lo que es y debe ser la iglesia. Pablo VI, en su Marialis Cultus, en los números 16 y siguientes, desarrolla las facetas de esta ejemplaridad de María respecto a la Iglesia. Y la Lumen Gentium desarrolla su carácter de tipo de la iglesia.

 

4. Esto supone ciertamente un giro apreciable en la línea mariológica de la teología preconciliar y, correlativamente, en la espiritualidad y en la pastoral mariana en la iglesia. Se superan unos planteamientos maravillosistas, extrinsecistas, barrocos y excesivamente sobrenaturalistas, para traducir la misma devoción mariana de siempre a un lenguaje más acomodado al hombre de hoy. El mismo Pablo VI (Marialis Cultus 38) llamaba la atención y enumeraba fallos y desviaciones que había que corregir: actitudes cultuales erróneas, exageración de contenidos y de formas, falseamiento de la doctrina, estrechez de mente, vana credulidad, sentimentalismo, cosas manifiestamente legendarias o falsas... La espiritualidad mariana conciliar, como la espiritualidad mariana más genuinamente evangélica, conduce a Jesús:

Haced lo que él os diga» (Jn 2,5), y nos abre a ulteriores desarrollos posconciliares sobre María como profetisa de la liberación desde el Dios de los pobres (Le 1, IM5)... B

 

Examen

— ¿Cómo es nuestra devoción a María? ¿La hemos actualizado?

— ¿Es relevante en nuestra comunidad cristiana la orientación eclesiológica que el Concilio quiso imprimir a la espiritualidad mariana?

— ¿Nos fijamos en María más en o admirable que en lo imitable?

— ¿Qué hemos hecho pastoralmente ante la religiosidad popular (tradiciones, fiestas patronales, santuarios, prácticas piadosas, mes de María, novenas...)? ¿Hacemos algún esfuerzo al respecto para ayudar al pueblo cristiano a madurar y a renovarse, o d jamos todo igual disfrazando la pereza con algunas excusas pastorales?

— ¿Cuántas prácticas marianas siguen hoy intactas, igual que hace veinte años, como si no se hubiera celebrado el Concilio?

 

Conversión

— Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, como corrección concreta que Jesús mismo hizo a los admiradores de su madre (Le 11,28

— Analizar el aspecto mariano de nuestra comunidad cristiana. Hacer desde sus organismos competentes una programación de animación de cara a las próximas fechas marianas.

— Estudiar comunitariamente alguna vez el capítulo octavo de la Lumen Gentium.

— Revisar nuestra piedad mariana personal.

— Comprometernos con la causa de la mujer.

 

 

Preces

Para que encontremos entre todos un lenguaje adecuado a la nueva espiritualidad mariana posconciliar (en imágenes, expresiones, prácticas, estampas, materiales pastorales...).

— Por el pueblo cristiano, para que madure en su religiosidad

popular mariana.

— Por los que dirigen la pastoral de los santuarios, para que atiendan debidamente al pueblo cristiano.

— Por las mujeres cristianas, para que exijan un puesto más justo en la sociedad y en la iglesia.

— Para que hagamos imitación concreta nuestra admiración

por María.

 

Oración

Dios, Padre nuestro, que en la Madre de Jesús nos has dado un ejemplo, el tipo de lo que ha de ser la iglesia como fiel discípula de Jesús; da a las comunidades cristianas su fe y su esperanza, para que se comprometan por el reino con su mismo amor eficaz. Por J.n.S.

 

 

sábado, 13 de octubre de 2012

Sin joroba para poder ser iguales

Según el sitio web de noticias de Yahoo, Pepe Mujica, presidente de Uruguay gana 250 mil pesos uruguayos, equivalente a cerca de 12 mil dólares.
De esta suma, dona el 90 por ciento a fondos de ayuda social, que administra el Movimiento de Participación Popular, desde donde lo envían a colaboraciones con ONG.
El presidente de Uruguay vive y cultiva en la granja de su mujer, la senadora Lucía Toplansky, y su único haber consiste en un Volkswagen Escarabajo. El vehículo presidencial, en tanto, es un Chevrolet Corsa.
“No preciso más, porque con lo que tengo me sobra y cuando me vaya de este mundo, si puedo dejar una escuela, esa va a ser la herencia que voy a dejar2 "Yo no vivo con pobreza", añade, "vivo con austeridad, con renunciamiento. Pepe Mujica se confiesa ateo
Publicado por La Tercera y Agencias. Montevideo/Viernes, 21 de septiembre de 2012

En la tradición bíblica la sabiduría consiste en saborear, disfrutar lo que es agradable a Dios.
El autor del libro de la Sabiduría la prefirió a los cetros y a los tronos y se propuso adquirirla porque su luz no tiene ocaso.
Lo más valioso pues es conocer lo que agrada a Dios y regocijarnos en ello

A diferencia de la propuesta del libro de la Sabiduría en el camino de Jesús aparece un hombre que quiere alcanzar la vida eterna, (la terrena parece que no le preocupa).
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme."
Marcos añade: A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús comenta: ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios."
Jesús ha predicado el Reinado de Dios y este Reinado implica la igual dignidad de todos.
Como al camello la joroba le estorba para ser igual a los demás animales, de igual modo la riqueza, los bienes materiales, son un estorbo para vivir la igual dignidad.
Para evitar la desigualdad Jesús propone al hombre rico vender sus bienes y compartirlos con los que no los tienen.

Para vivir las enseñanzas de Jesús es necesario que siempre estemos atentos a los bienes que tenemos y que no necesitamos y muy atentos a los hermanos que padecen necesidad.
Para vivir las enseñanzas de Jesús es necesario que de manera permanente compartamos nuestros bienes con los que tienen hambre, con los que necesitan ropa y abrigo.
Para vivir las enseñanzas de Jesús es necesario que dediquemos parte de nuestro tiempo a vivir la solidaridad apoyando a organizaciones que trabajan por los pobres
Para vivir las enseñanzas de Jesús sería muy conveniente que conociéramos y urgiéramos a los pastores de nuestra Iglesia que reflexionen y pongan en práctica “El pacto de las catacumbas firmado por 40 Obispos el día 18 de Noviembre de 1965” en las Catacumbas de Santa Domitila.
Si alguien tiene interés en conocer el pacto yo se lo puedo hacer llegar
Hagamos propuestas
Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz
CCR

miércoles, 10 de octubre de 2012

4 Una nueva visión del seglar


Textos conciliares
LG 31: Los seglares son los fieles que, en cuanto incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que les corresponde: construir el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Deben contribuir a la santificación del mundo desde dentro, a modo de fermento.
LG 32: Unidad que existe en el pueblo de Dios a pesar de su diversidad.
LG 33: Todos los seglares están llamados, en cuanto miembros vivos, al apostolado. Algunos pueden sentirse llamados a una colaboración más inmediata. O a ejercer cargos eclesiásticos.
LG 34: Tienen una espiritualidad propia, que les brota de su bautismo y del sacerdocio común. Toda su vida, incluido el trabajo, el descanso, la vida conyugal y familiar... se convierte en sacrificio espiritual agradable a Dios.
LG 35: El espíritu constituye a los seglares en testigos y les dota con el sentido de la fe y la gracia de la palabra. Les capacita para manifestar su esperanza a través de las estructuras de la vida secular, en una continua lucha con los dominadores de este mundo, contra los espíritus malignos. Quedan constituidos en poderosos pregoneros de la fe en las cosas que esperamos cuando sin vacilación unen vida y fe.
LG 36: La misión del seglar en las estructuras del mundo.
LG 37: Tienen el deber de hacer valer ante la jerarquía su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia. Los pastores reconozcan y promueva n la dignidad y responsabilidad de los laicos en la iglesia, recurran a su consejo, encomiéndenles cargos y denles libertad y oportunidad para actuar. Los pastores acaten la justa libertad que a todos corresponde en la sociedad civil.
AA 1: El apostolado de los seglares, que brota de la esencia misma de su vocación cristiana, nunca puede faltar en la iglesia. Hoy es mucho más urgente.
AA 2: Esta es la misión de la iglesia: propagar el reino de Cristo en toda la tierra y así hacer a los hombres partícipes de la salvación y ordenar todo el universo hacia Cristo. La vocación cristiana es, por su propia naturaleza, vocación al apostolado. Los seglares la ejercen en medio del mundo y de los negocios temporales, a manera de fermento.
A A 3: Fundamentos del apostolado seglar. A A 4: Espiritualidad de los seglares.
A A 5: La misión de la iglesia no es sólo ofrecer a los hombres el mensaje y la gracia de Cristo, sino también impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. Lo que Dios quiere es hacer de todo el mundo una nueva creación, incoativamente aquí en la tierra, y plenamente en el último día. Renovación de todo el orden temporal.
Es necesaria la acción de los seglares dentro de las comunidades cristianas. Acostúmbrense los seglares a trabajar unidos a los sacerdotes en las parroquias. Presenten a la comunidad sus propios problemas y los problemas que conciernen a la salvación de los hombres, para examinarlos y solucionarlos entre todos, y colaboren con creatividad en todas las iniciativas apostólicas y misioneras.
Los jóvenes deben convertirse en los primeros e inmediatos apóstoles de los jóvenes. El apostolado en el medio social, de compañero a compañero, nunca podrán hacerlo otros mejor que los seglares. Son muchos los hombres que no pueden conocer el Evangelio sino por medio de sus vecinos seglares.
No rehúsen desempeñar cargos políticos, ya que con ellos, dignamente ejercidos, pueden servir al bien común y preparar al mismo tiempo los caminos del Evangelio. Cooperen con todos los hombres de buena voluntad. Espiritualidad en el trabajo. Seglares dedicados más intensamente al servicio eclesial.
El Concilio ruega encarecidamente en el Señor a todos los seglares a que respondan generosamente... Sientan los jóvenes que esta llamada está dirigida a ellos de forma especialísima... Es el propio Señor el que invita de nuevo a todos los seglares por medio de este Concilio... Es el propio Cristo el que de nuevo los envía a todas las ciudades y lugares a donde él ha de ir, para que se le ofrezcan como colaboradores... AA 7-8: AA 10: AA 12: AA 13: AA 14: A A 16: A A 22: AA 33: AG 19: Los seglares en la sociedad política de las iglesias jóvenes. AG 21: La iglesia no está verdaderamente formada mientras no haya un laicado propiamente dicho.

Palabra de Dios
Mt 5,16: Brille vuestra luz ante los hombres.
1 Pe 2,4-5: Sois piedras vivas del templo espiritual.
Jn 15,5: El que permanece unido a mí da mucho fruto.
Col 3,11: No hay ya griego ni judío, extranjero, bárbaro, esclavo...
Ef 4,15-16: Que vaya creciendo el cuerpo entero, con todos sus miembros.
1 Pe 2,9-10: Sois sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad.

Cuestiones para el diálogo
Enumerar rasgos de clericalismo que aún tenemos en la iglesia. ¿Está el seglar marginado en la iglesia?
Hacer un elenco de derechos de participación del seglar que no están atendidos. Buscar causas.
¿También tiene de todo esto algo de culpa el seglar? ¿Por qué? ¿Y la mujer? ¿Es verdad, como se dice, que añade a la marginación que sufre el seglar un nuevo título de marginación, el de ser mujer?

Reflexión
El estatuto del seglar en la iglesia ha dado un cambio radical según el espíritu del Concilio. Podemos describir ese cambio en cuatro rasgos.
1. De una definición negativa a otra positiva. Lo cual no es un simple cambio nominalista de definiciones, sino una nueva forma de ver teológica y eclesialmente. Hasta ahora era habitual en la iglesia definir el seglar como el que «no es ni clérigo ni religioso», lo cual es una definición negativa, por exclusión. El Concilio pasa a una visión del seglar fundada en su positividad: el seglar es un creyente, un cristiano, bautizado, incorporado al pueblo de Dios, partícipe de la función sacerdotal, real y profética de Cristo, con la misión global de la iglesia de construir el reino de Dios, desde su peculiar modo de hacerlo, que consiste en gestionar los asuntos del mundo según el espíritu de las bienaventuranzas... El seglar es, pues, el miembro del pueblo de Dios por antonomasia, el prototipo de cristiano, el cristiano en puridad, la forma más normal de ser cristiano. Diríamos que, por el contrario, en la nueva visión conciliar, cabría definir a los no-seglares con una definición negativa: son los que, por dedicarse a una función específica eclesial o eclesiástica, o por asumir un servicio concreto determinado, ponen entre paréntesis en su vida la dedicación fundamental primera que correspondería a todo cristiano normal (seglar), es decir, la construcción del reino de Dios en el mundo a partir de las realidades humanas y sociales.
2. De un puesto de marginación a la participación. No hace tanto tiempo que Pío X dijo aquello de que «en la jerarquía sola residen el derecho y la autoridad necesarias para promover y dirigir a todos los miembros al fin de la sociedad; en cuanto al pueblo, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y seguir dócilmente a sus pastores» (Vehementer Nos, 8). El Concilio presenta una visión radicalmente diversa: el seglar debe sentir que es miembro activo de la iglesia; ha de saber que está llamado al apostolado no porque se lo conceda la jerarquía, sino porque ello brota esencialmente de su misma vocación cristiana (AA 1); debe expresar su voz propia y su parecer ante la jerarquía y en la comunidad (LG 37; AA 10); puede dedicarse más intensamente a cargos eclesiales y eclesiásticos (AA 22; LG 33); hay cosas en la iglesia que nadie las hará mejor que el seglar (AA 13; LG 33; AG 21), etc.
3. De la pasividad a una misión comprometida y central. El seglar debía —en la mentalidad preconciliar— ser ante todo pasivo. Escuchar, callar, obedecer (y financiar) a los pastores. Su máxima actividad consistiría en la receptividad (pasividad activa). El Concilio afirma taxativamente que la misión del seglar (del «cristiano normal», de aquel que no se quiere dedicar a un servicio intraeclesial o a un servicio extraeclesial determinado) coincide con la misión misma global de la iglesia: tratar de obtener el reino de Dios (LG 31; GS 45; AA 2), misión que llevará a cabo tal como Jesús lo encomendó a sus discípulos: a modo de fermento (LG 31; Mt 13,33).
4. De una espiritualidad prestada (monástica) a otra propia y acomodada. Todavía hay en la iglesia muchos que conciben la vida espiritual y expresan su fe (que eso es la espiritualidad, un lenguaje de la fe) desde aquella espiritualidad clásica en la iglesia tomada del modelo de los religiosos o de los monjes. Según ella, el cristiano en el mundo se santifica precisamente por aquellos momentos de adoración que logra sustraer de sus condicionamientos propios de cristiano en el mundo, como si su vida y actividad global, en el mundo, fuera profana y estuviera desprovista de toda capacidad de ser culto agradable a Dios. Un sinfín de textos conciliares (LG 34, 10, 11; AA 4, 16; GS 34, 67; LG 41, 42; etc.), proclaman lo contrario: por su bautismo, por su sacerdocio común, por su participación en la triple función de Cristo... toda su vida —profesional, conyugal, familiar, social, de ocio, etc.—, se convierte en sacrificio agradable a Dios y medio de santificación en sí mismo, sin tener que salir de lo que él es y vive diariamente.

Examen
¿Hay en nuestra comunidad cristiana una verdadera participación seglar? ¿Hasta dónde pueden participar los seglares en las decisiones de la comunidad cristiana entre nosotros? Y, esto mismo, ¿a escala de diócesis, y a escala de iglesia universal?
¿Hay consejo pastoral en nuestra comunidad? ¿Y en la diócesis?

Conversión
Organizamos verdaderamente en comunidad. Y montar en ella los órganos, comisiones y cauces de participación necesarios.

Preces
Por los movimientos apostólicos seglares, para que recobren una vitalidad al ritmo de los tiempos actuales.
Por los seglares, cada vez más numerosos, que descubren su llamada a un trabajo pastoral comprometido, sin dejar de ser seglares ni clericalizarse.
Por los delegados de la Palabra, los animadores de las comunidades de base en el tercer mundo.
Por los muchos clérigos que con mentalidad atrasada bloquean de hecho la participación de los seglares.
Por las religiosas, para que adopten una postura más crítica y participativa. Por la Iglesia, para que promueva más y más a la mujer.

Oración
Dios, Padre nuestro, que en Jesús te has adquirido un pueblo elegido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad; te pedimos que, teniendo todos la misma dignidad de miembros suyos y siendo idéntica la llamada a la perfección, hagamos todos igualmente nuestra la utopía del reino por la que vivimos y luchamos. Por J. n. S. 5

Una nueva espiritualidad Textos conciliares LG 40: Jesús es el modelo cristiano de la santidad. La santidad consiste en su seguimiento.

sábado, 6 de octubre de 2012

Valorar las diferencias Y convertirlas en diálogo y colaboración.

En nuestros días aún hay rasgos de machismo:
En la sociedad y en la Iglesia:
Cuando se niegan a la mujer oficios que son considerados exclusivos de los varones
En la familia: Cuando se maltrata a la mujer con insultos o lo que es peor aún, con golpes; cuando se le oculta el salario real de su compañero, cuando se le impide tomar decisiones en sus asuntos personales, o se le niega lo necesario para los gastos de la familia; cuando se le deja toda la responsabilidad en la educación de los hijos y peor aún cuando se le abandona con toda la carga

El escritor Yahvista que redactó el 2º. Capítulo del Génesis, veladamente hace una crítica a los excesos del Rey Salomón que había degradado grandemente la dignidad de la mujer: “Tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas.” 1 Reyes 11,3 (Escrito 400 años después)
El redactor nos presenta a Dios reflexionando y dice: “"No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada". Y el hombre al encontrar a su compañera exclama: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre".
Frente a la actitud machista de Salomón, el Yahvista hace notar que el ser humano es por su naturaleza un ser social y que por voluntad de Dios la relación entre el varón y la mujer es de complementación, de sociedad.
Por su parte la exclamación del varón implica el reconocimiento de la mujer como alguien de su misma dignidad.

En el evangelio los fariseos, amantes del predominio del varón sobre la mujer, presentan a Jesús una pregunta capciosa: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer? a lo que Jesús responde: “Desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
A la propuesta del Génesis, Jesús añade que los esposos están llamados a formar un todo.
Para que el varón y la mujer formen un todo es necesario que mutuamente se valoren, reconociéndose iguales en dignidad, que dialoguen y que encuentren los caminos para enriquecerse mutuamente.

Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica analizar con todo respeto las cualidades y defectos de la propia pareja.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica valorar todo lo bueno que tiene la propia pareja.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica buscar los caminos para poner en común todos los valores que tienen como pareja.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica reconocer los defectos propios y aceptar la ayuda de la pareja para irlos corrigiendo.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica dedicar mucho tiempo al diálogo y al conocimiento mutuo que es inagotable
Hagamos propuestas
Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz
CCR

viernes, 5 de octubre de 2012

Pobreza de la Iglesia

Tomado del documento 14 de Medellín

3 Reflexiones doctrinales
|p9 El particular mandato del Señor de "evangelizar a los pobres" debe llevarnos a una distribución de los esfuerzos y del personal apostólico que dé preferencia efectiva a los sectores más pobres y necesitados y a los segregados por cualquier causa, alentando y acelerando las iniciativas y estudios que con ese fin ya se hacen. Los obispos queremos acercarnos cada vez más, con sencillez y sincera fraternidad a los pobres, haciendo posible y acogedor su acceso hasta nosotros.

|p10 Debemos agudizar la conciencia del deber de solidaridad con los pobres, a que la caridad nos lleva. Esta solidaridad significa hacer nuestros sus problemas y sus luchas, saber hablar por ellos. Esto ha de concentrarse en la denuncia de la injusticia y la opresión, en la lucha cristiana contra la intolerable situación que soporta con frecuencia el pobre, en la disposición al diálogo con los grupos responsables de esa situación para hacerles comprender sus obligaciones.

|p11 Expresamos nuestro deseo de estar siempre muy cerca de los que trabajan en el abnegado apostolado con los pobres, para que sientan nuestro aliento y sepan que no escucharemos voces interesadas en desfigurar su labor. La promoción humana ha de ser la línea de nuestra acción en favor del pobre, de manera que respetemos su dignidad personal y le enseñemos a ayudarse a sí mismo. Con ese fin reconocemos la necesidad de la estructuración racional de nuestra pastoral y de la integración de nuestros esfuerzos con las de otras entidades.

Testimonio
|p12 Deseamos que nuestra habitación y estilo de vida sean modestos; nuestro vestir, sencillo; nuestras obras e instituciones, funcionales, sin aparato ni ostentación. Pedimos a sacerdotes y fieles que nos den un tratamiento que convenga a nuestra misión de padres y pastores, pues deseamos renunciar a títulos honoríficos propios de otra época.

|p13 Con la ayuda de todo el Pueblo de Dios esperamos superar el sistema arancelario, reemplazándolo por otras formas de cooperación económica que estén desligadas de la administración de los sacramentos. La administración de los bienes diocesanos o parroquiales ha de estar integrada por laicos competentes y dirigida al mejor uso en bien de la comunidad toda

|p14 En nuestra misión pastoral confiaremos ante todo en la fuerza de la Palabra de Dios. Cuando tengamos que emplear medios técnicos buscaremos los más adecuados al ambiente en que deban usarse y los pondremos al servicio de la comunidad |

p15 Exhortamos a los sacerdotes a dar testimonio de pobreza y desprendimiento de los bienes materiales, como lo hacen tantos particularmente en regiones rurales y en barrios pobres. Con empeño procuraremos que tengan una justa aunque modesta sustentación y la necesaria previsión social. Para ello buscaremos formar un fondo común entre todas las parroquias y la misma diócesis y también entre las diócesis del mismo país Alentamos a los que se sienten llamados a compartir la suerte de los pobres, viviendo con ellos y aun trabajando con sus manos, de acuerdo con el Decreto Servicio

|p18 No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna, sino que quiere ser humilde servidora de todos los hombres Necesitamos acentuar este espíritu en nuestra América Latina. Queremos que nuestra Iglesia latinoamericana esté libre de ataduras temporales, de connivencias y de prestigio ambiguo; que "libre de espíritu respecto a los vínculos de la riqueza", sea más transparente y fuerte su misión de servicio; que esté presente en la vida y las tareas temporales, reflejando la luz de Cristo, presente en la construcción del mundo.

Queremos reconocer todo el valor y la autonomía legítima que tienen las tareas temporales; sirviéndolas no queremos desvirtuarlas ni desviarlas de sus propios fines Deseamos respetar sinceramente a todos los hombres y escucharlos para servirlos en sus problemas y angustias. Así la Iglesia, continuadora de la obra de Cristo, "que se hizo pobre por nosotros siendo rico, para enriquecernos con su pobreza", presentará ante el mundo signo claro e inequívoco de la pobreza de su Señor.
Publicado por CCR

jueves, 4 de octubre de 2012

Enseñanzas del documento de Puebla sobre el ministerio episcopal

 Con ocasión del nombramiento de Don Rogelio Cabrera López como Arzobispo de Monterrey
Como lo enseña el Vaticano II, por el Sacramento del Orden- Episcopal y presbiteral- se confiere un sacerdocio ministerial, esencialmente distinto del sacerdocio común del que participan todos los fieles por el Sacramento del Bautismo; quienes reciben el ministerio jerárquico quedan constituidos, «según sus funciones», «pastores» en la Iglesia.

Como el Buen Pastor
Van delante de las ovejas
Dan la vida por ellas para que tengan vida y la tengan en abundancia
Las conocen y son conocidos por ellas.
«Ir delante de las ovejas» significa estar atentos a los caminos por los que los fieles transitan, a fin de que, unidos por el Espíritu, den testimonio de la vida, los sufrimientos, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo, quien, pobre entre los pobres, anunció que todos somos hijos de un mismo Padre y, por consiguiente, hermanos.
«Dar la vida» señala la medida del «ministerio jerárquico» y es la prueba del mayor amor; así lo vive Pablo, que muere todos los días en el cumplimiento de su ministerio.
«Conocer a las ovejas y ser conocidos por ellas» no se limita a saber de las necesidades de los fieles. Conocer es involucrar el propio ser, amar como quien vino no a ser servido sino a servir.
El Obispo como miembro del Colegio Episcopal presidido por el Papa, es sucesor de los Apóstoles y- por su participación plena del sacerdocio de Cristo- es signo visible y eficaz del mismo Cristo, de quien hace las veces como Maestro, Pastor y Pontífice.
Esta triple e inseparable función está al servicio de la unidad de su Iglesia particular y crea exigencias de carácter espiritual y pastoral que hoy merecen acentuarse.
El Obispo es maestro de la verdad. En una Iglesia totalmente al servicio de la Palabra, es el primer evangelizador, el primer catequista; ninguna otra tarea lo puede eximir de esta misión sagrada. Medita religiosamente la Palabra, se actualiza doctrinalmente, predica personalmente al pueblo; vela porque su comunidad avance continuamente en el conocimiento y práctica de la Palabra de Dios, alentando y guiando a todos los que enseñan en la Iglesia (a fin de evitar «magisterios paralelos» de personas o grupos), y promoviendo la colaboración de los teólogos que ejercitan su carisma específico dentro de la Iglesia, desde la metodología propia de la teología, para lo cual busca la actualización teológica a fin de poder discernir la Verdad y mantiene una actitud de diálogo con ellos. Todo esto en comunión con el Papa y con sus hermanos Obispos, especialmente los de su propia Conferencia Episcopal.
El Obispo es signo y constructor de la unidad. Hace de su autoridad, evangélicamente ejercida, un servicio a la unidad; promueve la misión de toda la comunidad diocesana; fomenta la participación y corresponsabilidad a diferentes niveles; infunde confianza en sus colaboradores (especialmente los presbíteros, para quienes debe ser padre, hermano y amigo); crea en la diócesis un clima tal de comunión eclesial orgánica y espiritual que permita a todos los religiosos y religiosas vivir su pertenencia peculiar a la familia diocesana; discierne y valora la multiplicidad y variedad de los carismas derramados en los miembros de su Iglesia, de modo que concurran eficazmente integrados, al crecimiento y vitalidad de la misma; está presente en las principales circunstancias de la vida de su Iglesia particular.
El Obispo es Pontífice y santificador. Ejerce personalmente su función de presidente y promotor de la liturgia; apoyado en su propio testimonio promueve la santidad de todos los fieles como primer medio de evangelización; busca en la gracia propia del sacramento del Orden el fundamento para un constante cultivo de la vida espiritual que, en el amor personal a Cristo, impulse su amor a la Iglesia y su entrega al pastoreo generoso de las ovejas; se ocupa de la vida espiritual de sus presbíteros y religiosos; hace de su vida gozosa, austera, sencilla y lo más cercana posible de su pueblo, un testimonio de Cristo Pastor y un medio de diálogo con todos los hombres. (Puebla 680-689)
Publicado por CCR

miércoles, 3 de octubre de 2012

El ser humano esencialmente comunitario

Textos conciliares
GS 12: Dios no creó al hombre en solitario. El hombre es, en efecto, por su misma naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás.
GS 23: La revelación cristiana presta gran ayuda para fomentar la comunión interpersonal.
GS 24: índole comunitaria de la vocación humana. El hombre no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás.
GS 25: La persona tiene absoluta necesidad de la vida social. Esta engrandece al hombre. Hoy se da el fenómeno llamado «socialización»: multiplicación creciente de las conexiones mutuas y las interdependencias.
GS 26: La creciente interdependencia hace que el bien común se universalice cada día más, implicando derechos y obligaciones que miran a todo el género humano. Todo grupo social debe tener hoy en cuenta el bien común de toda la familia humana. Son necesarias una renovación de espíritus y profundas reformas en la sociedad.
GS 27: La conculcación de los derechos humanos fundamentales degrada a la civilización humana, deshonra más a sus autores que a sus víctimas, y es totalmente contraria al honor debido al Creador.
GS 28: Respeto debido a los adversarios. Lo cual no significa indiferencia ante la verdad y el bien. Hay que distinguir entre el error y el hombre que yerra.
GS 29: La igualdad fundamental entre todos los hombres exige un reconocimiento cada vez mayor. Es lamentable que los derechos de la persona humana no estén todavía protegidos en la forma debida en todas partes. Hay que luchar con energía contra cualquier esclavitud social o política.
GS 30: Es urgente que no haya nadie que se conforme con una ética puramente individualista. Hay quienes tienen generosas opiniones, pero viven luego de espaldas a sus obligaciones sociales. La aceptación de las exigencias sociales y su observancia deben ser consideradas por todos como uno de los principales deberes del hombre contemporáneo. Cuanto más se unifica el mundo, tanto más los deberes del hombre rebasan los límites de los grupos particulares y se extienden poco a poco al universo entero.
GS 31: El porvenir de la humanidad está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir y para esperar. GS 32: Dios creó al hombre para vivir en sociedad. Y lo ha elegido no sólo en cuanto individuo, sino también en cuanto miembro de una determinada comunidad. Para que la humanidad se convierta en la familia de Dios.

Palabra de Dios
Jn 17,21-22: Que sean uno, como tú y yo.
Lc 6,27-38: Amor a los enemigos.
Jn 15,13: Nadie tiene mayor amor que el que da la vida.
Rom 12,4-8: Unos al servicio de otros, como en el cuerpo.
Mt 18,20: Donde están dos o más reunidos en mi nombre.

Cuestiones para el diálogo
¿Qué razones daríamos a un escéptico para justificarle la solidaridad entre los hombres?

Reflexión
1. El hombre es un ser social. Es una afirmación capital del Concilio. Justifica la afirmación desde la misma naturaleza del hombre y desde una argumentación teológica. El hombre se desarrolla en sociedad, necesita la sociedad para desarrollarse y para cultivar enteramente su vocación humana. No puede encontrar su propia plenitud sino en la entrega a los demás. Dios mismo lo creó así, no en solitario, en cuanto miembro de una comunidad, y para la comunión. Esto dista mucho de los planteamientos clásicos que llegaron hasta nuestros días embebidos en el individualismo de las «verdades eternas» de la propia salvación individual, en los que fuimos educados, y en los que quizá cuajó nuestra propia estructura espiritual. Es preciso reeducarse cristianamente para ser fíeles al espíritu conciliar.
2. Tener esta conciencia se hace hoy mucho más necesario y urgente por las circunstancias actuales que atraviesa el mundo. El Concilio se refiere explícitamente a un fenómeno que denomina «socialización», que consiste en la multiplicación de lazos e interdependencias entre los hombres y los grupos sociales. Habla también —muchas veces a lo largo de los diferentes textos— de la unificación mundial. Y subraya la conclusión de que el bien común hoy ha de ser entendido como extendido a las fronteras mismas de la humanidad. Ya somos todos una misma familia y vivimos una misma historia, no diversificada como antaño (GS 5). Toda ética meramente individualista ha de quedar superada (GS 30).
3. Esto conlleva muchas exigencias. El orden social ha de ponerse al servicio del orden personal (GS 26). Los derechos humanos han de ser respetados (GS 27). Se ha de buscar un reconocimiento cada vez mayor y con urgencia de la igualdad fundamental de todos los hombres, y por ello habrá que superar cuanto antes las diferencias económicas tan escandalosas (GS 29), etc. Nos acechará siempre el peligro de tener generosas opiniones sin que a ellas corresponda un compromiso social adecuado (GS 30).
4. Considerarse ciudadanos del mundo. Sería ésta la consecuencia que habría que extraer de esta visión conciliar del hombre como ser comunitario. El bien común se hace tan ancho como el mundo. La solidaridad debe ser considerada por todos como uno de los principales deberes del hombre contemporáneo (GS 30). «Los deberes del hombre rebasan los límites de los grupos particulares y se extienden poco a poco al universo entero » (GS 30). Es decir, estamos, decididamente, ante una nueva visión, que exige una «renovación de los espíritus y profundas reformas en la sociedad» (GS 26). ¿No es valiosa y radical esta aportación del pensamiento conciliar?

Examen
En nuestra comunidad cristiana, ¿damos a los jóvenes motivos para vivir y para esperar?

Conversión
Tomar medidas para que nuestra comunidad cristiana se signifique más fuertemente ante la sociedad que la circunda como un germen de solidaridad.

Preces
Para que se consoliden las organizaciones internacionales de cara a una mayor unificación mundial.
Para que sean reconocidos en todo el mundo los derechos humanos y sea desterrado todo lo que humilla al hombre.
Por los que están solos.
Por los que arrastran traumas personales de comunicación con los demás.
Para que luchemos con energía contra toda forma de esclavitud moderna.
Para que la fe aumente nuestro sentido de ciudadanos del mundo.

Oración
Dios, Padre nuestro, que has puesto la plenitud de la vida humana en la entrega del hombre a los demás, y en Jesús nos has dado un acabado ejemplo de amor hasta la entrega de la vida; danos fuerza para saber imitarle, entregando nuestra vida en la tarea de convertir nuestro mundo en una sola familia. Por J. n. S.