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sábado, 21 de marzo de 2015

Renovemos nuestro pacto con Jesucristo

Los cristianos estamos acostumbrados a entender la vida cristiana como una serie de prácticas que nos han llegado por tradición, más que como un pacto (compromiso) con la causa de Jesucristo y su proyecto del Reino.
El próximo día 24 se cumplen 35 años del martirio de Don Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, asesinado por su compromiso con Jesucristo en defensa de los pobres, en defensa de su dignidad y de sus derechos humanos.


El profeta Jeremías que nos habla en la primera lectura de hoy,  vive antes, y durante el exilio. Aunque le ofrecieron salir de su tierra devastada, Jeremías prefirió quedarse con el pueblo pobre.
El interpreta el exilio como rotura del Primer Pacto.
El pacto del Sinaí expresado en el Decálogo, había caducado por la infidelidad del pueblo, y se había mostrado ineficaz para dirigir la vida religiosa del pueblo elegido.
Las imposiciones externas no habían logrado despertar la entrega íntima y profunda de los corazones. El materialismo de la letra había ahogado el espíritu contenido en la misma.
El ritualismo había suplantado al contenido ético-religioso del pacto del Sinaí, y era preciso iniciar una nueva etapa con nuevas bases para regular las relaciones de Israel con su Dios.
Por eso, Jeremías, en nombre de Dios, anuncia una nueva alianza: La base de la nueva alianza será el “conocimiento” amoroso e íntimo de Yahvé.
La dinámica del Evangelio de San Juan conduce hacia un momento culminante que se designa como la Hora.
Es la  hora del don de la vida como homenaje de amor al Padre y salvación de los hombres.
Jesús ha desafiado a la institución judía, denunciado su injusticia, y su actitud, va a costarle la vida. Ha llegado la Hora de la entrega total de la vida.
La reacción de los guardianes de la Ley, la ortodoxia de los teólogos conservadores e inmovilistas, la inhibición de los políticos y el  pueblo que hoy dice sí y mañana no, estaban a punto de descargar sobre él un zarpazo mortal.
La muerte en el patíbulo le acechaba cada día como posible. Jesús sintió miedo ante la hora que se le avecinaba. Al  enfrentar la Hora, Jesús, perfectamente humano, se siente turbado.
Jesús rechaza la tentación de recurrir al Padre para obtener una intervención que lo saque de la situación crítica en que se encuentra (líbrame de esta hora).
Jesús reacciona contra su estado de ánimo (su turbación) reafirmando su decisión de llevar a cabo su obra.
Afirma que el sentido de su vida entera depende de “su hora”, que será la de su  manifestación suprema de amor al hombre.

Prepararnos a la Pascua significa para los creyentes, siguiendo el ejemplo de Jesús, vencer el miedo que nos encierra y nos paraliza para enfrentar a todos los que dañan y destruyen la vida.
Tenemos   que  hacer pacto, con los de cerca y con los de lejos, de modo que juntos podamos enfrentar la violencia e inseguridad que estamos viviendo
Sólo unidos y comprometidos podremos vencer el miedo. Urge conocer y enlazarnos con otras personas y otras organizaciones que luchan en contra de la injusticia
  Ha llegado la Hora de que los creyentes, a imitación de Don Oscar Arnulfo entreguemos nuestra vida en defensa de los pobres, de su dignidad y de sus derechos humanos.
No hablo del asesinato, hablo de la entrega de la vida a la causa de los pobres
Marzo 21 del 2015

Cosme Carlos Ríos 

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