El servicio camino para llegar al Padre
En nuestra
Iglesia se ha restablecido el diaconado permanente; lamentablemente lo que más
se nota en los casados diáconos, es su forma de vestir y su dedicación al
culto.
Era de
esperarse en base al espíritu original que fueran los que se dedican al
servicio de los últimos, de los menospreciados, de todos los rechazados por la
sociedad del poder y del consumo.
Los ministros
de la Iglesia hemos dejado del lado el distintivo de Jesús: poner nuestra vida,
todas nuestras obras al servicio de los últimos, de los que no cuentan en
nuestra sociedad.
En vez de
buscar los lugares de honor y de prestigio tendríamos que tener olor a oveja
por nuestro contacto permanente con el pueblo sufriente.
En los últimos
años muchas personas han perdido el rumbo: Buscan estilos, personalidades,
ambientes religiosos o místicos, pero no encuentran o rehúyen el camino de
Jesús.
El libro de
los Hechos acostumbra llamar “los hombres y mujeres del camino” a las personas
que han tomado la decisión de asumir el estilo de vida proclamado por Jesús de
Nazaret
A pesar de
todo, también entre los seguidores de Jesús se da la discriminación por motivos
étnicos y de condición social: Se hace menos a las viudas extranjeras.
Ante esta
situación, los creyentes presentan el problema ante los Apóstoles, que declaran
que no lo pueden hacer todo y que necesitan crear un nuevo ministerio para
atender a las necesidades urgentes de la comunidad.
Para crear el
nuevo ministerio hacen intervenir a la comunidad a fin de que elija sus propios
servidores, animadores.
Los elegidos
son siete personas de origen helénico que son presentados a los apóstoles para atender
las necesidades de la comunidad.
No son
servidores de segunda. Son personas encargadas o enviadas a realizar
ministerios diferentes. Pero todos están empeñados en la difusión de la Palabra
y en el crecimiento numérico y cualificado de la comunidad.
El evangelio de
hoy se nos presenta como una despedida de Jesús. Los discípulos intuyen o
entienden, que Jesús se va a separar de ellos y se sienten perdidos sin rumbo y
sin camino
Jesús declara
que el camino único para llegar al Padre es el mismo Jesús: sólo su práctica del amor
misericordioso y de la denuncia profética constituyen el camino seguro para
llegar al Padre.
Seguir a Jesús
hoy, implica, continuar el camino de la misericordia de modo particular hacia
los extranjeros y hacia todos los pobres, sin ninguna discriminación.
Seguir a Jesús
hoy, implica, tomar el camino de estar siempre en actitud de servicio, sin
ponernos por encima de los demás.
Seguir a Jesús
hoy implica renunciar a la búsqueda de los puestos de poder, de fama o de
beneficio económico, que marcan un camino contrario al de Jesús
Seguir a Jesús
hoy implica seguir el camino de lucha misericordiosa a favor de los grupos
rechazados, en particular por su preferencia sexual.
Tenemos que
usar la inventiva para mostrar la misericordia sin favorecer actitudes y
acciones contrarias a la dignidad de la persona
Cosme Carlos
Ríos
Mayo 17 2014
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