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sábado, 17 de mayo de 2014


El servicio camino para llegar al Padre

En nuestra Iglesia se ha restablecido el diaconado permanente; lamentablemente lo que más se nota en los casados diáconos, es su forma de vestir y su dedicación al culto.

Era de esperarse en base al espíritu original que fueran los que se dedican al servicio de los últimos, de los menospreciados, de todos los rechazados por la sociedad del poder y del consumo.

Los ministros de la Iglesia hemos dejado del lado el distintivo de Jesús: poner nuestra vida, todas nuestras obras al servicio de los últimos, de los que no cuentan en nuestra sociedad.

En vez de buscar los lugares de honor y de prestigio tendríamos que tener olor a oveja por nuestro contacto permanente con el pueblo sufriente.

En los últimos años muchas personas han perdido el rumbo: Buscan estilos, personalidades, ambientes religiosos o místicos, pero no encuentran o rehúyen el camino de Jesús.

 

El libro de los Hechos acostumbra llamar “los hombres y mujeres del camino” a las personas que han tomado la decisión de asumir el estilo de vida proclamado por Jesús de Nazaret

A pesar de todo, también entre los seguidores de Jesús se da la discriminación por motivos étnicos y de condición social: Se hace menos a las viudas extranjeras.

Ante esta situación, los creyentes presentan el problema ante los Apóstoles, que declaran que no lo pueden hacer todo y que necesitan crear un nuevo ministerio para atender a las necesidades urgentes de la comunidad.  

Para crear el nuevo ministerio hacen intervenir a la comunidad a fin de que elija sus propios servidores, animadores.

Los elegidos son siete personas de origen helénico que son presentados a los apóstoles para atender las necesidades de la comunidad.

No son servidores de segunda. Son personas encargadas o enviadas a realizar ministerios diferentes. Pero todos están empeñados en la difusión de la Palabra y en el crecimiento numérico y cualificado de la comunidad.

El evangelio de hoy se nos presenta como una despedida de Jesús. Los discípulos intuyen o entienden, que Jesús se va a separar de ellos y se sienten perdidos sin rumbo y sin camino

Jesús declara que el camino único para llegar al Padre es  el mismo Jesús: sólo su práctica del amor misericordioso y de la denuncia profética constituyen el camino seguro para llegar al Padre.

 

Seguir a Jesús hoy, implica, continuar el camino de la misericordia de modo particular hacia los extranjeros y hacia todos los pobres, sin ninguna discriminación.

Seguir a Jesús hoy, implica, tomar el camino de estar siempre en actitud de servicio, sin ponernos por encima de los demás.

Seguir a Jesús hoy implica renunciar a la búsqueda de los puestos de poder, de fama o de beneficio económico, que marcan un camino contrario al de Jesús

Seguir a Jesús hoy implica seguir el camino de lucha misericordiosa a favor de los grupos rechazados, en particular por su preferencia sexual.

Tenemos que usar la inventiva para mostrar la misericordia sin favorecer actitudes y acciones contrarias a la dignidad de la persona

Cosme Carlos Ríos

Mayo 17 2014

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