Elige la
vida, la justicia, la misericordia, la solidaridad
La moral, los preceptos, los mandamientos... con su
constricción sobre la vida humana, y la consiguiente amenaza de pecado y de
condenación, han sido uno de los frentes clásicos de fricción de la religión
con el mundo moderno.
Los que rechazan a la Iglesia o a las religiones no
son gente que niega a Dios, sino gente que rechaza la forma autoritaria en que
proceden casi todas las religiones.
El
libro del Eclesiástico del que fue tomada
la lectura de hoy fue escrito entre el 190
y 180 a. C. El texto fue escrito en
Jerusalén, en hebreo y traducido por el nieto del autor al griego, en Egipto,
en el año 132 a. C.
La lectura desarrolla el tema de la libertad que
posee el ser humano para elegir lo bueno o lo malo, la vida o la muerte.
No podemos abdicar de nuestra responsabilidad. Ante
nosotros tenemos las grandes opciones: están ante nosotros, al alcance de
nuestra mano, por la vía de una opción ineludible.
Durante
la época del exilio los israelitas hicieron una síntesis de las principales
enseñanzas de los profetas y de otros libros religiosos; los llamaron La Ley,
Los profetas y Los escritos.
Con
el fin de ser fieles a Dios en orden a la justicia y la solidaridad señalaron
las prácticas principales de todo israelita
- La circuncisión
- La ley del sábado y
- Las leyes de pureza
Con
el tiempo los israelitas se volvieron cumplidores de la práctica exterior de la
Ley, pero en muchos aspectos vaciaron la práctica de su dimensión de justicia y
solidaridad
Jesús expone su postura frente
a la Ley, la Torá. Primero, en términos genéricos, incluyendo toda la Escritura;
después, en una serie de seis contraposiciones agudamente perfiladas.
Jesús habla con una
autoridad que está por encima de la legislación antigua. Jesús reconduce los
mandamientos a su raíz y a su objetivo último: el servicio a la vida, a la
justicia, al amor, a la verdad.
No opone a la Ley antigua
una nueva ley, sino que la transforma y la lleva hacia una radicalidad sin
precedentes, rompiendo todos los moldes y criterios que han dado origen a
cualquier legislación humana.
En el centro de esta parte
del sermón del monte está el respeto sagrado a la persona y la denuncia contra
todo aquello que, aun camuflado de artificio legal, atente contra la dignidad
del hombre y de la mujer.
Ser discípulos de Jesús hoy
significa tomar la decisión de luchar incondicionalmente
en defensa de la vida y la dignidad humana, frente a todo lo que la daña o destruye
Ser discípulos de Jesús hoy
significa tomar como norma básica de
nuestra vida el servicio a la vida, a la justicia, al amor, a la verdad.
Ser discípulos de Jesús hoy
significa vivir la misericordia, la
justicia y la solidaridad como puntos centrales en nuestra vida de creyentes
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