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sábado, 26 de octubre de 2013


Con Jesús hagamos opción por los despreciados

 

Muy frecuentemente los que creemos en Jesús nos sentimos los elegidos y presumimos de nuestra manera de actuar y vemos con desprecio a las personas que no son tan observantes como nosotros.

Por lo mismo hablamos de Dios como si Él pensara o actuara a la manera de nosotros, y, por ello, nuestra actividad busca que los demás sean como nosotros, y poco nos preocupamos por ser una buena noticia para las personas que vemos con desprecio.

Recientemente ha surgido entre nosotros un proyecto de pastoral que se llama “Pueblo de Dios en misión” que pretende que la acción pastoral se enfoque preferencialmente a los alejados y marginados

 

El Helenismo es una fusión de la cultura oriental y la cultura griega. Es una especie de globalización que impone a todo el mundo su estilo de vida. Se hace presente  durante el domino del imperio griego

Se distingue por una mentalidad racional, en la que el ser humano, (no Dios), es la medida de las cosas, se preocupa por lo bello; en ella son importantes los que tienen juventud, sabiduría, riqueza y poder.

Frente a este estilo de vida, el libro del hijo de Sirac (Ecco.), desde la sabiduría de la religión judía, propone un punto de vista alternativo

La oración del humilde atravesará las nubes, no se consolará hasta que no sea escuchado. No se desistirá, será necesario que el Altísimo se ocupe de él, que el Señor intervenga en favor de los justos.

El Dios de Israel no toma partido por la belleza, la juventud, el poder y la riqueza, sino que escucha el clamor del humilde y el abatido.

 

En tiempos de Jesús, los recaudadores de impuestos practicaban sistemáticamente el pillaje y la extorsión de los campesinos.

Debido a esto, el pueblo tenía hacia estos cobradores de impuestos la más fuerte hostilidad, por ser colaboracionistas con el poder romano. La población los odiaba y los consideraba ladrones.

Tan desprestigiados estaban que se pensaba que ni siquiera podían obtener el arrepentimiento de sus pecados, pues para ello tendrían que restituir todos los bienes extorsionados, más una quinta parte, tarea prácticamente imposible al trabajar siempre con público diferente.

El mensaje de la parábola que propone Jesús es sorprendente, pues subvierte el orden establecido por el sistema religioso judío: hay quien, como el fariseo, cree estar dentro, y resulta que está fuera; y hay quien se cree excluido, y sin embargo está dentro.

Dios, justificando al pecador sin condiciones, adopta un comportamiento diametralmente opuesto al que el fariseo le atribuía con tanta seguridad. Esta parábola proclama, por tanto, la misericordia como valor fundamental del reino de Dios.

 

Mirar como Jesús implica para nosotros tener como valor principal de nuestra vida y acción “El Reinado de Dios”: la defensa de la dignidad y la vida de toda persona.

Mirar como Jesús implica para nosotros abrirnos pastoral mente a los alejados y marginados, no para hacerlos a nuestra manera, sino para llevarles le Buena Noticia de Jesús, Salvador

CCR

Octubre 26 del 2013

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