El bautismo nos convirtió en misioneros
Pocos
cristianos tenemos conciencia de que el
Bautismo que hemos recibido nos comunica una parte de la misión de Jesucristo y
que hemos de realizarla desde nuestra situación personal.
En la
práctica, la misión en las comunidades cristianas la realizan unas cuantas
personas que tienen autoridad y encargo oficial.
La misión de
anunciar el Evangelio de Jesús se dirige, casi siempre, a los grupos y personas
que colaboran en la Iglesia y muy pocas veces se abre a las personas lejanas o
a los grupos sociales relegados.
El profeta
Zacarías actúa en la época de la restauración que siguió al retorno del destierro
en Babilonia: En ese proceso se notan tres tendencias principales
Reconstrucción
de la monarquía, el templo y la ciudad; entre los promotores de este proyecto
destacan Zorobabel, Josué y Nehemías.
Reconstrucción
de la Ley, del Pueblo y de la Raza: Esdras, y también, Nehemías
Renovación y
actualización de las leyes para ponerlas al servicio del Pueblo: los capítulos
40 al 66 de Isaías, junto con Job y Rut.
Zacarías
combina varios proyectos: el Templo y el pueblo, pero de tal modo que están
abiertos y al servicio de los demás pueblo.
Por eso al
hablarnos del templo nos lo presenta como el centro al que acudirán todas las
naciones, no exclusivamente Israel
Los biblistas
actuales coinciden en que el pasaje del Evangelio que leemos hoy es un añadido
a la obra original. Esto quiere decir que es palabra de Dios, pero que se ha de
interpretar de otro modo.
Se trata de un
encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos donde El les confía la misión:
Ellos tendrán que seguir llevando la Buena Nueva del Reino a todos.
Habrá quienes
rechacen la Buena Noticia y al negarse a recibirla, ellos mismos se cierran el único
camino de salvación que es el propio Jesús.
El evangelista
utiliza un lenguaje simbólico, por lo se debe evitar tomar el texto al pie de
la letra: La misión de Jesús, la obra del Reino de Dios se realiza con hechos y
palabras.
El Reino
anunciado por Jesús es un reino de vida y de lucha contra el mal que deshumaniza al hombre.
Los creyentes
tendrán el poder de vencer el mal (representado por el veneno y las serpientes)
y construir el bien (la salud y el nuevo lenguaje que humaniza y hermana).
Los hechos han
de confirmar la Buena Nueva del Reino que proclaman las palabras
Ser creyentes
hoy significa tomar conciencia de que el bautismo nos hace partícipes de la
misión de Jesús de construir el Reino como Buena noticia que se lleva con
hechos y palabras.
Ser creyentes
hoy significa tomar conciencia de que la misión
no es exclusiva de los ministros y de las personas que tienen autoridad
en la comunidad: que la misión corresponde a toda la comunidad de creyentes.
Ser creyentes
hoy significa tomar conciencia de que la obra de Jesús se ha de orientar hacia
los de afuera, (Los alejados y marginados) y si se orienta hacia los de adentro
(los que ya practican) ha de ser para que volvamos los ojos hacia los de fuera.
Cosme Carlos
Ríos
Octubre 25 del
2013
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