El
Espíritu de Jesús nos ilumina y fortalece para la misión
La
violencia y la inseguridad pública han influído en que los ciudadanos nos
llenemos de miedo, perdamos la confianza en las demás personas y nos
mantengamos aislados y encerrados.
La
influencia del sistema neoliberal ha influído en los creyentes de modo que
también en el terreno de la fé vivamos de forma individual, dejando de lado su
dimensión comunitaria y misionera.
Nos
domina la apatía y el conformismo y no nos atrevemos a buscar nuevas formas de
organización para realizar la misión, También en este campo tenemos miedo y nos
encerramos.
Al
hablarnos de la naciente Iglesia, el libro de los Hechos, nos muestra que una
de las señales de los creyentes era que “solían
reunirse” y que los pastores “realizaban
muchos signos y prodigios”
El
autor del libro del Apocalipsis nos presenta una visión de Jesús resucitado; Él
es el que tiene en sus manos a los animadores de las Iglesias y está presente
en medio de su Iglesia.
Jesús,
el sacerdote y rey (así lo muestra su vestido) se dirige al vidente y a
nosotros y nos dice: “No temas”
Viendo
a sus comunidades perseguidas, encerradas y llenas de miedo, el evangelista al
que llamamos Juan, les hace ver que en sus reuniones clandestinas se hace
presente Jesús Resucitado.
Jesús
saluda a los reunidos, deseándoles la abundancia de los dones de Dios, se
identifica ante ellos, haciéndoles ver que él sigue siendo crucificado en los
que dan su vida por el Reino.
Jesús
les confía la misión que él recibió del Padre y para que tengan la luz y la fuerza
para realizarla, para que venzan el miedo y el encerramiento les concede el don
del Espíritu Santo.
Jesús
resucitado se hace presente donde las personas nos reunimos en nombre de Jesús
y cuando seguimos realizando los nuevos signos del Reino: el amor, la justicia,
la paz, la solidaridad
Tenemos
que vencer el miedo, tenemos que vencer el encerramiento, tenemos que continuar
la misión de construir con Jesús y a la manera de Jesús el Reinado del Padre.
El Espíritu de Jesús nos ilumina y fortalece.
Como
ciudadanos tenemos que perder el miedo y recuperar la confianza en los demás
para cambiar nuestro ambiente tanto el más cercano como el más lejano (Salud,
ecología, derechos humanos …) El Espíritu de Jesús nos ilumina y fortalece.
Tenemos
que vencer la apatía y el conformismo, tenemos que buscar nuevas formas de
organización para continuar la misión de Jesús. El Espíritu de Jesús nos
ilumina y fortalece.
Tenemos
que aprender a valorar a los demás, volver a salir a los porches y a las
placitas de la comunidad para ir al encuentro de los demás y con ellos
construir fraternidad. El Espíritu de Jesús nos ilumina y fortalece.
Comentarios, sugerencias,
críticas, propuestas.
CCR
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