Venzamos las tentaciones para construir el Reino
Una de las
grandes dificultades que tenemos para convertirnos en pueblo de dios, comunidad
de hermanos, es que cada uno buscamos nuestros propios intereses y no nos
preocupamos por los intereses de los demás.
Se nota,
asimismo, una competencia por ser el que manda y cuando asumimos una
responsabilidad, muchas veces la realizamos en forma autoritaria.
Otras veces
usamos la autoridad que se nos confía para sacar beneficios personales, por
encima del bienestar de todos.
El texto del
Deuteronomio que leemos hoy, muy probablemente fue escrito después del
destierro y fue escrito para orientar la nueva forma en que ha de vivir el
pueblo que regresa del exilio.
Hace memoria
de las recomendaciones que dió Dios al pueblo al tomar posesión de la tierra
prometida. Recuerda que fue Yahvé quien liberó al pueblo y le dió la tierra
prometida.
El israelita
en agradecimiento presentará a Dios los primeros frutos de la tierra.
No hemos de
tomar la narración al pie de la letra, ni limitar las tentaciones de Jesús a
este momento. Más importante es la enseñanza que nos dan las repuestas de Jesús
que nos han de servir como norma y guía.
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios. El hombre tiene que buscar alimento
para su cuerpo, pero tiene que tomar conciencia de que tiene que alimentarse de
la palabra de Dios para poder llevar a cabo el proyecto del Reino.
Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás. No podemos
hacer del poder o del dinero un rival de Dios (algo igual a dios) ni
entregarles el corazón.
Los bienes de
la tierra son para todos los hijos de Dios y el poder no debe existir pues la
autoridad tiene que ser, por encima de todo, un servicio al bien común.
No pondrás a prueba al Señor, tu Dios. Cuando
obtenemos la fama nos despersonalizamos y nos ponemos al servicio de lo que los
demás piensan o quieren de nosotros.
Alimentarse de la Palabra de Dios significa para
nosotros tener el oído atento para descubrir en la Biblia y en los
acontecimientos el proyecto de Dios; conocer ¿Cómo es Jesucristo? ¿Dónde lo
podemos encontrar? Y sobre todo ¿Qué quiere de nosotros?
Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás significa
para nosotros que ciertamente tenemos que amarnos a nosotros mismos, a nuestras
familias, a la naturaleza y a la sociedad, pero todo esto vivido como exigencia
del amor a Jesucristo que es para nosotros el supremo amor.
No pondrás a prueba al Señor, tu Dios significa para
nosotros, no exigirle a Dios que haga lo que nosotros queramos, sino que
nosotros estemos dispuestos a descubrir y realizar en nuestra vida lo que Dios
quiere.
La Cuaresma es
un tiempo propicio para dedicar más tiempo a conocer las necesidades de los
hermanos y a meditar la palabra de Dios, buscando lo que Él quiere que hagamos
frente a los problemas y necesidades de nuestro mundo y de nuestros hermanos.
La Cuaresma es
un tiempo propicio para mostrar con nuestras obras de amor y justicia el amor
incondicional que tenemos a Jesucristo.
La Cuaresma es
un tiempo propicio para ponernos incondicionalmente al servicio de Jesucristo,
renunciando a imponerle nuestra voluntad.
CCR
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