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sábado, 24 de marzo de 2012

En la lucha por la paz con justicia
Con Jesús venzamos el miedo

El esfuerzo por construir la paz con justicia significa enfrentamiento con los poderes que impulsan, legitiman o silencian la injusticia y la desigualdad que dan como fruto la violencia y la inseguridad pública.
Las víctimas de estos poderes tienen miedo pues se sienten sólos y desamparados, sin medios para enfrentar el grave peligro que entraña enfrentar el poder.
Hay necesidad de que los creyentes y la sociedad demos la cara por las víctimas, pero el miedo nos paraliza, nos encierra, nos vuelve individualistas y la obra de la paz con justicia camina muy lentamente. Evidentemente da miedo enfrentar el poder represivo.

El mismo Jesús vivió la experiencia del miedo: Después de que devolvió la vida a Lázaro, el evangelio de Juan nos dice: “Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: "¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación." (Juan 11,47-48). Desde este día, decidieron darle muerte. (Juan 11,53) Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle. Juan 11, 57.
Jesús está consciente del peligro que le acecha, seguramente ha meditado el libro de la Sabiduría:
“Pongamos trampas al justo, que nos fastidia y se opone a nuestras acciones; nos echa en cara nuestros delitos y reprende nuestros pecados de juventud. Presume de conocer a Dios y se presenta como hijo del Señor.
Es un reproche contra nuestras convicciones y su sola aparición nos resulta insoportable, pues lleva una vida distinta a los demás y va por caminos diferentes.
Nos considera moneda falsa y nos evita como a apestados; celebra el destino de los justos y presume de que Dios es su padre. Ya veremos si lleva razón, comprobando cuál es su desenlace: pues si el justo es hijo de Dios, él lo rescatará y lo librará del poder de sus adversarios.
Lo someteremos a humillaciones y torturas para conocer su temple y comprobar su entereza. Lo condenaremos a una muerte humillante, pues, según dice, Dios lo protegerá." (Sabiduría 2, 12-20).
Declara por ello que ha llegado la hora de su glorificación es decir de enfrentar la experiencia de la muerte, que le vendrá, según San Juan, del poder de los que enseñan la ley y de los que presiden el culto, que reprimen a quienes no están de acuerdo con ellos.
Ilustra la necesidad de su muerte comparándola con el grano de trigo que tiene que morir en la tierra para que surja una nueva planta que dé fruto en abundancia.
Aclara que aquellos que por miedo a arriesgar la vida, se apartan de la causa del Reino y del testimonio de la paz y de justicia, van a perder la vida verdadera. Mientras que aquellos que entregan su vida por la causa del Reino dando un testimonio de paz y de justicia tendrán la vida plena
Declara también que tiene angustia-miedo al enfrentar esta situación, pero se declara totalmente dispuesto a correr el riesgo. El Padre lo respalda brindándole su apoyo
Más aún Jesús invita a sus servidores a que lo sigan para que estén donde El va a estar.
La fiesta de María que hoy celebramos nos tiene que recordar que ella es la mujer, que venciendo su pequeñez, de campesina nazaretana, y acompañada de otras mujeres, se coloca al lado de Jesús, crucificado por luchar por la justicia y la paz y víctima del poder político y del poder religioso.

Con el apoyo que el Padre brinda a Jesús y a nosotros, unidos a todos los que buscan la paz con justicia, con objetivos claros y estrategias eficientes, sigamos la lucha por la paz con justicia.
Propongamos actividades, formas de organización, conozcamos otras organizaciones, apoyemos CCR

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