Buscar este blog

Buscar este blog

sábado, 11 de febrero de 2012

CON JESUS Mostremos la compasión Tendamos la mano Toquemos A los excluídos



En nuestra sociedad forman parte del mundo de los excluidos:
·         Hombres  y mujeres que duermen en nuestras calles, en los bancos de las estaciones, en los parques públicos a los que les arrinconamos porque no se integran en nuestros sistemas y terminamos por desintegrarlos.
·         Los millones de víctimas de la violencia.
·         Los millones de “no nacidos” o de muertos a causa de la eutanasia
·         Los millones de  jóvenes y adultos, sin trabajo, desorientados...
·         Los millones de enfermos crónicos (víctimas del sida, deprimidos, minusválidos)
·         Y los millones de drogadictos, que no tienen otra alternativa sino la muerte.
·         La multitud de ancianos abandonados; la multitud de mujeres maltratadas y violadas.
·         La multitud de niños de la calle, privados de su niñez, obligados a vagar, a trabajar o a vender su cuerpo para sobrevivir.
·         Los millones de hombres y mujeres perseguidos o marginados a causa de sus creencias religiosas o pertenencia étnica.
·         Los países pobres imposibilitados de su desarrollo, despojados de su identidad cultural, despojados de sus recursos naturales, despojados de la libertad.
Nuestra  mentalidad tiende a justificar estas situaciones y en ocasiones a condenar a las víctimas y hasta llegamos pensar que así lo quiere Dios.

El libro del Levítico del que tomamos hoy, la lectura, está escrito desde la perspectiva Deuteronomista encabezada por sabios sacerdotes y levitas de la época del exilio y los años siguientes.
Al marcar los signos de identidad, insistiendo en las leyes de pureza, Los Deuteronomistas, en nombre de Dios, excluyen a muchas personas de los beneficios de la vida social y en el caso presente condenan a los leprosos a una vida inhumana.
De esta manera las víctimas son considerados además impuros o pecadores
Jesús, en nombre de su Padre, lucha en contra de lo que excluye a la persona de la vida comunitaria, tanto en lo religioso como en lo social.
Uno de los excluídos se acerca a Jesús y le pide: “Si tu quieres puedes limpiarme”. Jesús, sintió compasión, extendió la mano y lo tocó

Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar y actuar frente a los excluídos
Con Jesús tenemos que sentir  la compasión ante los excluídos, es decir tenemos que hacer nuestro, el dolor de ellos; con Jesús y como Jesús, tenemos que extender la mano y tocar la llaga de los excluídos.
Seguir a Jesús significa hacer que nuestras instituciones sean espacios incluyentes: Nuestras familias, nuestros barrios, nuestras escuelas

No hay comentarios:

Publicar un comentario