Febrero 26 del 2012-
Hagamos alianza con Dios y con los demás
Para construir la paz
Estamos viviendo en una sociedad agresiva. Nos agredimos a nosotros mismos con nuestra forma de comer, nuestra forma de beber, con nuestra manera de orientar el descanso y la recreación.
En la familia nos agredimos con palabras, con gestos, con gritos y en ocasiones hasta con golpes. Con nuestra indiferencia y con nuestro desprecio agredimos a los vecinos y a los desconocidos
Mostramos más nuestra agresividad contra las personas, los grupos o los pueblos más vulnerables: los migrantes, las mujeres, los niños, los indigentes y los que tienen otra preferencia sexual.
Somos también agresivos contra la naturaleza, dañando las plantas, los animales y el medio ambiente. Muestra patente de que somos una sociedad agresiva son los sucesos en el penal de Apodaca, acaecidos al comienzo de esta semana.
El libro del Génesis, en el relato del diluvio, nos muestra a Dios deponiendo su actitud agresiva contra los descendientes de Noé, colgando su arco (instrumento de guerra) como señal de paz, y haciendo Alianza con ellos, para luchar, codo con codo, brazo con brazo en defensa de la vida de la humanidad y de la naturaleza.
El desierto fue el lugar donde el pueblo de Israel se formó: Hizo suyo el proyecto de Dios de construir una sociedad de libertad y justicia en la Tierra Prometida.
Después de ser bautizado, Jesús se interna en el desierto para profundizar en su compromiso con el Reino de Dios, para comprenderlo mejor y descubrir los caminos para construirlo.
Desde nuestra realidad de violencia, desde nuestras actitudes agresivas, los discípulos de Jesús somos invitados a internarnos en el desierto de la Cuaresma, para profundizar en nuestro compromiso con el proyecto de la Paz, valor esencial del Reino de Dios y para descubrir los caminos que hemos de tomar.
Seremos constructores de paz si luchamos, en Alianza con Dios y con los demás, hombro con hombro, codo con codo, contra la agresividad que ejercemos de diferentes maneras.
Lo lograremos haciendo alianzas con todos para que la paz sea el bien más valioso para cada uno de nosotros.
¿Qué caminos tenemos que emprender? ¿Con quiénes comenzaremos a hacer alianzas por la paz
.
CCR
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viernes, 24 de febrero de 2012
miércoles, 22 de febrero de 2012
Incio del camino hacia una nueva vida
Inicio del camino
hacia una vida nueva
Para muchos cristianos la
imposición de la Ceniza es un signo indispensable de la vida cristiana, es algo
que hay que cumplir. Poco importa que no entendamos el significado o que no lo
hagamos en un ambiente de oración.
Separamos la imposición de la
Ceniza del resto de nuestra vida, poco nos importa lo que hagan, lo que digan o
lo que sufran los demás. Practicamos la imposición de la Ceniza como una meta
que no conduce más allá.
Nos falta unidad de unas
acciones de nuestra vida cristiana con las demás, nos falta unidad de unos
creyentes con otros, nos falta darle un rumbo a nuestra vida, tener un objetivo
que nos proponemos alcanzar.
El Miércoles de Ceniza es el comienzo
de la Cuaresma y la Cuaresma es un
camino que nos conduce a la Pascua, pasando de la esclavitud a la libertad, de
la muerte a la vida, del individualismo a la comunidad, del aislamiento a la
unidad, de la desorganización a la organización.
Como la Cuaresma es el comienzo
de un camino necesitamos que tener claro a dónde vamos: una vida nueva, una vida de
libertad, una vida comunitaria, junto con los demás, una vida organizada
uniendo ideales y acciones.
Tenemos entonces que cambiar:
Tenemos que convertir en cenizas nuestro afán de oprimir y de aplastar a los
demás, nuestro aislamiento, nuestro pensar sólo en nosotros mismos, nuestra desorganización.
El bien común de la sociedad,
la seguridad pública, la paz de nuestro pueblo, la lucha contra el crimen
organizado, la defensa de los derechos humanos son campos en los que tenemos oportunidad
de mostrar nuestro deseo de cambiar.
¿Qué
podemos hacer? ¿Qué acciones se nos ocurren? ¿Cómo podemos irnos organizando
Hacia
una vida nueva
CCR
sábado, 18 de febrero de 2012
Destruyamos
nuestros complejos
Nuestro mundo sufre graves
problemas de pobreza, de hambre, de enfermedades endémicas, de problemas
ecológicos y de diferentes discriminaciones
Nuestro país sufre graves
problemas de injusticia, de violencia, de inseguridad pública de desempleo, de
salarios injustos.
La Iglesia necesita de personas
que lleven La Buena Noticia de Jesús, su Consuelo y Esperanza a los enfermos, a los ancianos, a los niños
maltratados, a los adolescentes olvidados, a las mujeres abandonadas y muchas
otras situaciones más
Ante todo esto solemos tomar una actitud
pasiva: Nos quedamos paralizados.
Nos paraliza nuestro
individualismo, nuestra falta de interés por los demás, nuestra desconfianza,
nuestro miedo al qué dirán, nuestro miedo al fracaso, nuestro complejo de
inferioridad y nuestro complejo de culpa.
En el evangelio cuatro amigos
solidarios, venciendo el estorbo que hace la gente y usando toda su creatividad
ponen ante Jesús a un paralítico.
Este hombre está incapacitado
para vencer su parálisis, pues se le ha inculcado que es Dios quien lo tiene
así por sus culpas, y por lo mismo, no puede salir de su situación.
Para Jesús Dios es un Padre
bueno, misericordioso, que siempre está dispuesto a perdonar, por ello es
necesario que el paralítico quite su complejo de culpa. Jesús declara al
paralítico que Dios perdona sus pecados. Con ello no hay ya, nada que le
impida caminar.
La curación del paralítico le traerá a Jesús el rechazo de parte de los
representantes de la teología oficial
Ante las necesidades de nuestro
mundo, ante las necesidades de nuestro país, ante las necesidades de nuestra
Iglesia, tenemos que vencer nuestros complejos de inferioridad, nuestros complejos
de culpa, tenemos que superar nuestra desconfianza, tenemos que superar
nuestros miedos.
Sí podemos cambiar nuestro
mundo, sí podemos cambiar nuestro país, sí podemos responder a los retos que
tiene nuestra Iglesia. El Padre de Jesús, el Padre Bueno, el Padre que perdona,
está de nuestra parte.
Que no nos importe lo que diga
la gente. Que no nos importen los fracasos cuando actuamos buscando el bien de
todos.
Sin complejos, luchemos para
cambiar nuestro mundo haciendo alianzas para la acción, alianzas por la paz,
alianzas por la solidaridad, alianzas por la seguridad social, alianzas por el bien común
CCR
miércoles, 15 de febrero de 2012
CLAVES DE LA RESTAURACIÓN EN LA IGLESIA CATÓLICA
Estas palabras hablan por sí mismas
y nos dan la clave para entender lo que hoy está pasando en la cúpula de la Iglesia.
He aquí unos puntos fundamentales:
1. El cardenal
Ratzinger, negando la experiencia positiva posconciliar de toda la Iglesia, se
apropia del Concilio y se constituye en
su único intérprete.
2. Declara desfavorable,
negativa y equivocada toda la aplicación posconciliar hecha por la Iglesia.
3. Considera un desastre
los frutos del Concilio y, lógicamente, pone bajo sospecha el mismo Concilio, impulsado y apoyado por los
Papa Juan XXIII, Pablo VI y el episcopado universal.
4. Está convencido de que tales frutos no se
deben al “verdadero” Concilio, lo cual equivale implícitamente a considerar que el Concilio fue un hecho
desfavorable, una equivocación y una
cosa que no debió producirse, es decir, el
cardenal rechaza que fuera necesario un cambio histórico en la Iglesia y
que lo fuera en realidad, deja entrever que
el Concilio no aportó nada nuevo y que
se apartó de la tradición multisecular de la Iglesia.
Tiempo han tenido y tendrán los
teólogos de mostrar la inconsistencia del análisis que el cardenal Ratzinger hace en estos documentos,
pero desde siempre ha estado claro que, como escribió el Sínodo Extraordinario, “el Vaticano II ha sido una gracia de Dios y un don del
Espíritu Santo, del que se han derivado muchísimos frutos espirituales
para la Iglesia universal y las Iglesias
particulares, así como también para los hombres de nuestra época”. ¿Cómo el cardenal Ratzinger, en solitario,
puede opinar así en contra del sentir universal de la Iglesia?
No se debe escamotear lo que fue un
hecho irrebatible: el Concilio vivió un conflicto entre una minoría
conservadora y una gran mayoría renovadora. Lo que esa minoría perdió entonces
lo fue ganando posteriormente, contando con la aportación del entonces definidor de la fe, y hoy
Papa, que parecía saber cuál era el
Concilio verdadero y cuál el falsificado, podía afirmar que el tiempo de la
aplicación del verdadero Concilio no había llegado, que había que hacer tabla
rasa de todo y comenzar de nuevo.
Por lo mismo, el problema no está en el
Concilio, que permanece intocable, sino en la resistencia que una minoría le
opuso tenazmente y que el Prefecto de la
Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe respaldó con su presencia e influjo en el pontificado
de Juan Pablo II, confiriéndole
autoridad y aires de oficialidad.
El papa sabe muy bien que en el Concilio se dirimieron cuestiones muy
graves, relacionadas con nuevas maneras
de entender temas como la naturaleza de
la Iglesia, su relación con el mundo, la libertad religiosa, el ecumenismo,
etc. Cuestiones que implicaban un
necesario y radical cambio histórico. Afirmar que el Concilio fue apenas
pastoral, que no trató de definir ningún dogma y que, por lo mismo, fue
irrelevante, equivale a desactivar el Concilio o a una forma de
pretender hacerlo. Y los conflictos del aula conciliar son los que están
emergiendo, con la diferencia de que al apoyo dado por el antiguo Prefecto se
lo da ahora el Papa Benedicto XVI.
¿Hacia dónde va la Iglesia de
Benedicto XVI? Los citados documentos nos lo dicen meridianamente al
preconcilio, a dar trato de favor a los neoconservadores, a poner en entredicho
el diálogo ecuménico, a situarse de espaldas a la legítima autonomía de la cultura y de las ciencias, a
posponer, frente a problemas internos que exigen y han recibido ya nuevos replanteamientos, las grandes causas
de la humanidad que, por ser primeras y prioritarias, deben unirnos a todos.
Los preconciliares no han abandonado
el modelo de una Iglesia absolutista, no democrática, con un poder clerical
escalonado pero total y omnipresente en la sociedad, acostumbrada a detentar el monopolio
cultural, religioso y moral, por encima del poder civil y político. Ese modelo
dogmático y arrogante, de una Iglesia no servidora y anunciante de un Reino de hermanos y
hermanas, en igualdad, libertad y amor, es el que dicta el regreso al pasado y
el miedo a una auténtica inserción en el presente. Esta Iglesia se aleja cada
vez más de la tierra, de los problemas de los hombres y mujeres, y se endurece
hacia dentro y hacia fuera como si ese fuera el camino para marchar en la
dirección de Jesús.
Con estas actitudes va creciendo en
muchos de nosotros la desafección hacia la Iglesia y la tendencia de muchos a
considerarse “cristianos sin Iglesia”.
JUNTA DIRECTIVA DE
LA ASOCIACIÓN DE TEÓLOGOS Y TEÓLOGAS
JUAN XXIII
COMISIÓN TEOLÓGICA
LATINOAMERICANA DE LA ASOCIACIÓN ECUMÉNICA DE TEÓLOGOS DEL TERCER MUNDO PARA
AMÉRICA LATINA
REDES CRISTIANAS
sábado, 11 de febrero de 2012
CON JESUS Mostremos la compasión Tendamos la mano Toquemos A los excluídos
En
nuestra sociedad forman parte del mundo de los excluidos:
·
Hombres
y mujeres que duermen en nuestras calles,
en los bancos de las estaciones, en los parques públicos a los que les arrinconamos
porque no se integran en nuestros sistemas y terminamos por desintegrarlos.
·
Los
millones de víctimas de la violencia.
·
Los
millones de “no nacidos” o de muertos a causa de la eutanasia
·
Los
millones de jóvenes y adultos, sin
trabajo, desorientados...
·
Los
millones de enfermos crónicos (víctimas del sida, deprimidos, minusválidos)
·
Y
los millones de drogadictos, que no tienen otra alternativa sino la muerte.
·
La
multitud de ancianos abandonados; la multitud de mujeres maltratadas y violadas.
·
La
multitud de niños de la calle, privados de su niñez, obligados a vagar, a
trabajar o a vender su cuerpo para sobrevivir.
·
Los
millones de hombres y mujeres perseguidos o marginados a causa de sus creencias
religiosas o pertenencia étnica.
·
Los
países pobres imposibilitados de su desarrollo, despojados de su identidad cultural,
despojados de sus recursos naturales, despojados de la libertad.
Nuestra
mentalidad tiende a justificar estas
situaciones y en ocasiones a condenar a las víctimas y hasta llegamos pensar
que así lo quiere Dios.
El libro del Levítico del que
tomamos hoy, la lectura, está escrito desde la perspectiva Deuteronomista
encabezada por sabios sacerdotes y levitas de la época del exilio y los años
siguientes.
Al marcar los signos de
identidad, insistiendo en las leyes de pureza, Los Deuteronomistas, en nombre
de Dios, excluyen a muchas personas de los beneficios de la vida social y en el
caso presente condenan a los leprosos a una vida inhumana.
De esta manera las víctimas son
considerados además impuros o pecadores
Jesús, en nombre de su Padre,
lucha en contra de lo que excluye a la persona de la vida comunitaria, tanto en
lo religioso como en lo social.
Uno de los excluídos se acerca
a Jesús y le pide: “Si tu quieres puedes limpiarme”.
Jesús, sintió compasión, extendió la mano y lo tocó
Tenemos que cambiar nuestra
manera de pensar y actuar frente a los excluídos
Con Jesús tenemos que
sentir la compasión ante los excluídos,
es decir tenemos que hacer nuestro, el dolor de ellos; con Jesús y como Jesús,
tenemos que extender la mano y tocar la llaga de los excluídos.
Seguir a Jesús significa hacer
que nuestras instituciones sean espacios incluyentes: Nuestras familias,
nuestros barrios, nuestras escuelas
sábado, 4 de febrero de 2012
Re Crear el Día del Señor
Recreando el tejido social
De un tiempo a
esta parte se habla mucho de que en México el tejido social está roto.
Un tejido es
una serie de hilos que se entrelazan para formar una estructura.
El tejido
social es la serie de relaciones que constituimos las personas, familias y
grupos y que permite ampliar nuestras opciones y
oportunidades para mejorar la calidad de vida.
Creamos
instituciones en torno a la familia, la educación, la economía, la política, la
religión y la recreación.
El deterioro,
debilitamiento o rompimiento del tejido social significa el aislamiento del
individuo de la sociedad, debido a la pérdida de sus principales redes
sociales, y de valores como la confianza y la solidaridad.
El tejido
social también se debilita cuando las normas de convivencia ciudadana son
irrespetadas y violentadas impunemente, o cuando las leyes son fácilmente
irrespetadas e incumplidas
Para que el
tejido social funcione se requiere de parte de todos, la participación, el
respeto, el diálogo y la colaboración
Aplicando esto
a nuestro México podemos afirmar con seguridad que el tejido social está roto.
Urge entonces recrear el tejido social
La observancia
del Sábado, junto con la ley de la circuncisión y las leyes de pureza fue
instituída por el pueblo de Israel como señal de identidad durante su
permanencia en el exilio de Babilonia entre el año 586 y 538 antes de Cristo.
Tenía como
fundamentó el relato de la creación que aparece en el primer capítulo de la
Biblia que presenta a Dios descansando el séptimo día.
El espíritu de
esta institución era:
Recrear la
relación con Dios mediante el culto que favorece el escuchar a Dios y renovar el
deseo de cumplir su voluntad.
Recrear la
relación con uno mismo, reparando las fuerzas gastadas a lo largo de la semana
Recrear las
relaciones de familia para seguir creciendo en el amor, el respeto y la unidad
Recrear la
sociedad para restablecer la confianza, la justicia y la solidaridad.
Con el tiempo
los escribas judíos, interpretando la ley para mantener el control sobre el
pueblo, convirtieron la institución del Sábado en una pesada carga para el
pueblo.
Jesús recrea
la institución del Sábado devolviéndole el sentido original de modo que
promueva la vida y la salud.
En la pequeña
comunidad familiar, signo del Reino, (La casa de Pedro) Jesús se acerca, toma
de la mano y levanta a la suegra de Pedro y la capacita para servir a los demás
Con Jesús
tenemos que recrear el tejido social recreando las instituciones en lo
familiar, en lo económico, en lo educativo, en lo político, recreativas y en lo
religioso. Luchando también contra el aislamiento, contra la apatía y la
corrupción
Pero hay que
hacerlo de modo que impulsemos a la participación, de modo que reconstruyamos
la confianza y la solidaridad, el
respeto y observancia de todas las normas sociales enfocadas el bien común;
permitiendo con ello mejorar la calidad de vida para todos.
Recrear el
tejido social significa enterarnos de lo que pasa en nuestro México,
esforzarnos por entender las causas que rompen el tejido social y buscar con
otros, los caminos que más ayudan a reconstruir las instituciones justas y
respetuosas entre todos los ciudadanos
Recrear el
tejido social, es tejer hilos para reconstruir la paz, para reconstruir la
seguridad humana, redes-alianzas por la solidaridad, redes alianzas por el bien
común. Es participar activamente en el proceso electoral
¿Qué acciones vamos a realizar?
¿Qué
pasos tenemos que dar?
Hagamos propuestas para empezar a reconstruir el
tejido social.
¿Dónde nos podemos encontrar para hacer un
proyecto de reconstrucción del tejido social?
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