Vivamos la alegría
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Nuestra sociedad tiene mucha miopía para ver los signos de los
tiempos y mucha sordera para escuchar la voz de Dios en el gemido de la
humanidad y de la creación.
El desinterés, la desconfianza y el miedo nos paralizan para
unirnos y crear proyectos que respondan al gemido de la creación y de la
humanidad.
El texto de Isaías que leemos hoy refleja la situación de los
judaítas desterrados en Babilonia: Sin tierra (viven en Babilonia) sin techo
(viven en campamentos), sin sacerdotes, sin líderes civiles y religiosos viven
deprimidos y desorganizados.
La desilusión por la derrota ante los babilonios los ha hecho
incapaces de mirar los nuevos signos de los tiempos: el nuevo escenario mundial
en el que aparece Ciro rey de los persas.
No son capaces de escuchar la voz de Dios que proclaman los
profetas Ezequiel e Isaías Jr., la desconfianza y el miedo los paralizan para
actuar y hacer posible el retorno a la patria.
Es ahí donde se oye una voz que invita a la alegría porque Yahvé su Dios
quiere que la situaciones de ceguera, de mudez y de parálisis sean sustituídas
por situaciones positivas.
El Carmelo y el Sarón eran regiones famosas por su pujante
vegetación de todas clases: el Líbano con sus cedros, el Carmelo con sus pastos
abundantes y Sarón con sus hermosas y variadas flores.
En el evangelio, Mateo habla de Juan el bautizador que ha
presentado a Dios como justiciero y vengador mientras escucha que Jesús actúa
con misericordia y presenta a Dios lleno de misericordia.
Juan queda desconcertado y estando encarcelado por Herodes manda a
Jesús una delegación de discípulos para preguntarle si es él el Mesías.
Jesús responde a la pregunta presentando sus hechos que hacen
realidad lo prometido por Isaías: Dios va transformando la vida inhumana de los
pobres en una vida digna de los hijos de Dios.
Somos invitados a vivir la alegría, pero una alegría que es don de
Dios, pero a la manera de Jesús, pero
una alegría efectiva luchando para que las situaciones que deshumanizan se
vuelvan humanizadoras.
Seguimos esperando al prometido por el profeta, al que viene a
transformar lo inhumano en humano, pero esto sólo se hace realidad a través de
los que creemos en el Dios de la vida
Alegrémonos a porque los seres humanos luchamos para que cesen los gemidos de la creación y de la humanidad
haciendo realidad una vida digna y de calidad para ellos.
Esto significa para nosotros tomar conciencia de la grave amenaza
que tiene nuestro planeta escuchando de modo particular la voz del pastor
supremo de la Iglesia y buscando caminos para hacerla realidad
Significa también tomar conciencia de la cantidad de personas,
víctimas del sistema neoliberal y de la cultura del descarte (Los desechables,
sin techo, sin tierra y sin trabajo) e iniciar pequeñas organizaciones para
apoyarlos y cambiar nuestra cultura por una cultura más igualitaria e
integradora.
Diciembre 10: día internacional de los derechos humanos
Cosme Carlos Ríos
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