Con la alegría de servir, nos preparamos a la Navidad
Nuestra sociedad manifiesta su alegría de esta temporada, celebrando
fiestas, donde abunda la comida y la bebida y se hace derroche en regalos. Nos
domina el egoísmo y el individualismo.
En contrapartida el grupo juvenil “Kerygma” está pensando en las
familias que vienen de fuera al el hospital materno infantil, donde se
encuentran sus familiares.
Los jóvenes de Kerygma ponen su gozo en el servicio a los hermanos y
para ello están recabando ropa para apoyarlos en estos tiempos fríos.
En la primera lectura del hoy el profeta Isaías tercero invita a la esperanza a
todo el pueblo de Israel que se ve desilusionado porque no ve aún realizadas
las promesas antiguas.
Les recuerda que la acción de Dios es efectiva y eficaz. La Jerusalén
que ahora ven arruinada, será en un futuro, centro de peregrinaciones, al que acudirán
todas las naciones de la tierra.
La vocación del profeta está dirigida a personas que están viviendo una
realidad muy dura de pobreza, y de tristeza.
El profeta se presenta aquí como el portavoz
de Dios, enviado para anunciar a los pobres un mensaje de liberación. El pueblo
sufrido muchos males, pero el Señor le devolverá la alegría.
En la carta a los tesalonicenses, Pablo se esfuerza por iluminar y
alentar a la comunidad ya que ella tenía algunas dificultades: problemas con
los animadores de la comunidad, peleas, desánimo, falta de fe, fornicación.
Parece que la exigencia de la vida de comunidad no le era
satisfactoria a muchos, que se sentían desilusionados.
Es por esto que Pablo les llama la atención; reconoce que ha sido una
comunidad que se ha esforzado por seguir a Jesús, que posee el Espíritu del
Resucitado, pero que aún puede dar más. Les llama a estar alegres, a orar
constantemente, a no dejarse desanimar.
En la Palestina tensa y
revuelta del siglo I, deseosa de un liberador o mesías que pusiera fin a la
dominación extranjera y a la miseria reinante, apareció el Bautista. Pero este
profeta de justicia comenzó a resultar incómodo al gobierno de Jerusalén.
Los dirigentes del pueblo,
eran los que deberían hacer que la sociedad israelita se hubiera organizado de
tal modo que todos pudieran gozar de
la vida.
Ellos,
por medio de sus enviados, preguntan a Juan sobre su identidad, y Juan
contesta: “Yo soy una voz que grita desde el desierto”
Juan
no es la luz, es un testigo de la luz, el que viene a preparar el camino del
que bautiza en el Espíritu Santo, Juan es el que da testimonio del Mesías.
Prepararnos a la Navidad
significa para nosotros vivir la alegría del Espíritu Santo, que nos ha elegido
y consagrado para ser mensajeros de Buenas Noticias, con nuestros hechos y
palabras.
Prepararnos
a la Navidad como el Bautista, significa para nosotros, dar testimonio de Jesús,
haciendo un esfuerzo por hacer vida el proyecto de Jesús: un mundo de amor, de
justicia, de paz y verdad.
Prepararnos a la Navidad
significa para nosotros, despojar nuestras fiestas del egoísmo e individualismo
y convertirlas en fraternas y compartidas.
Prepararnos a la Navidad
significa vivir una profunda alegría sirviendo a los demás, de modo particular
hacia los que más necesitan de nuestra atención y cariño.
Cosme Carlos Ríos
Diciembre 13 del 2014
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