Amar
como Jesús ante Ayotzinapa
La masacre y desaparición de los
estudiantes de Ayotzinapa tiene que ser iluminada desde nuestra fé, de modo que
lleve esperanza a las víctimas y a sus familiares.
Es importante porque las víctimas
son personas, son jóvenes, el futuro de todo pueblo, son estudiantes que se
preparan para entender la vida de nuestro pueblo.
Es importante porque entre los
victimarios se mencionan autoridades públicas, personas encargadas de dar
protección y seguridad a nuestro pueblo
Nuestra primera lectura de hoy
nos presenta el código de la Alianza. Esta legislación supera a los diez
mandamientos; al insistir en el amor y la misericordia debidos al prójimo.
Aunque el contexto narrativo nos
sitúa en el Sinaí, todos estos preceptos y normas suponen una larga experiencia
de Israel como pueblo en tierra cananea.
Cuando Israel tiene que volver a
reflexionar sobre su pasado, su origen y sus compromisos fundacionales, proyecta
hacia el origen del pueblo aquellas normas que considera necesarias para
mejorar su presente y, sobre todo, para caminar más seguro hacia el futuro.
Dios
tiene en mente la creación de ese sistema humano social distinto al egipcio, lo
expone maravillosamente en el Sinaí, en el contexto de la Alianza con su
pueblo.
Para
ello se vale de tres figuras:
·
La
viuda, como símbolo del más desvalido de los seres por no tener un varón que le
dé identidad;
·
El
forastero, por no tener un pedazo de tierra donde realizar su proyecto personal
y familiar, y
·
El
que no posee nada y va de préstamo en préstamo, como símbolo del indigente.
Si
el seguidor de Yahvé pasa por alto estos tres extremos él mismo está atrayendo
sobre sí la desgracia por ir en contra del proyecto de la justicia que es la
esencia misma del proyecto de Dios.
El evangelio
nos muestra que a Jesús no le interesaba demasiado entrar en discusiones
teóricas, y mucho menos perderse en los detalles de las doctrinas fariseas.
Su respuesta se identifica con la de los que decían
que el mandamiento principal es el amor a Dios. Pero Jesús la completa poniendo a su mismo nivel otro
mandamiento, el del amor al prójimo
Este es el mandamiento
principal y el primero, pero hay un segundo no menos importante: 'Amarás a tu
prójimo como a ti mismo'. De estos dos mandamientos penden la
Ley entera y los Profetas».
En estos dos
mandamientos, dice Jesús, se encierra todo el proyecto de Dios para el pueblo
de Israel: «De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas»
Lo importante
de la respuesta de Jesús es la relación que establece entre estos dos
mandamientos y el resto de la Ley: lo que importa en la
Ley entera y los Profetas es el amor: Amor a Dios y amor al
prójimo: Los dos, juntos e inseparables.
Para los
cristianos, Jesús lo resumió todo en el mandamiento del amor fraterno. “Amarnos
como el mismo Jesús nos amó”.
Hoy, amar
como Jesús, significa unirnos al dolor
de las víctimas de la masacre y desaparición de Ayotzinapa.
Hoy amar
como Jesús, significa levantar la voz en
demanda de justicia para las víctimas y sus familias
Hoy amar
como Jesús significa hacer conciencia de
que necesitamos gobernantes que defiendan la vida y la dignidad de las personas
y unirnos buscando caminos para lograrlo
Cosme Carlos
Ríos
Octubre 25
del 2014
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