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sábado, 25 de octubre de 2014

Amar como Jesús ante Ayotzinapa

La masacre y desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa tiene que ser iluminada desde nuestra fé, de modo que lleve esperanza a las víctimas y a sus familiares.
Es importante porque las víctimas son personas, son jóvenes, el futuro de todo pueblo, son estudiantes que se preparan para entender la vida de nuestro pueblo.
Es importante porque entre los victimarios se mencionan autoridades públicas, personas encargadas de dar protección y seguridad a nuestro pueblo

Nuestra primera lectura de hoy nos presenta el código de la Alianza. Esta legislación supera a los diez mandamientos; al insistir en el amor y la misericordia debidos al prójimo.
Aunque el contexto narrativo nos sitúa en el Sinaí, todos estos preceptos y normas suponen una larga experiencia de Israel como pueblo en tierra cananea.
Cuando Israel tiene que volver a reflexionar sobre su pasado, su origen y sus compromisos fundacionales, proyecta hacia el origen del pueblo aquellas normas que considera necesarias para mejorar su presente y, sobre todo, para caminar más seguro hacia el futuro.
Dios tiene en mente la creación de ese sistema humano social distinto al egipcio, lo expone maravillosamente en el Sinaí, en el contexto de la Alianza con su pueblo.
Para ello se vale de tres figuras:
·        La viuda, como símbolo del más desvalido de los seres por no tener un varón que le dé identidad;
·        El forastero, por no tener un pedazo de tierra donde realizar su proyecto personal y familiar, y
·        El que no posee nada y va de préstamo en préstamo, como símbolo del indigente.
Si el seguidor de Yahvé pasa por alto estos tres extremos él mismo está atrayendo sobre sí la desgracia por ir en contra del proyecto de la justicia que es la esencia misma del proyecto de Dios.
El evangelio nos muestra que a Jesús no le interesaba demasiado entrar en discusiones teóricas, y mucho menos perderse en los detalles de las doc­trinas fariseas.
Su respuesta se identifica con la de los que decían que el mandamiento principal es el amor a Dios. Pero Jesús  la completa poniendo a su mismo nivel otro mandamiento, el del amor al prójimo
Este es el manda­miento principal y el primero, pero hay un segundo no menos importante: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas».
En estos dos mandamientos, dice Jesús, se encierra todo el proyecto de Dios para el pueblo de Israel: «De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Pro­fetas»
Lo importante de la respuesta de Jesús es la relación que establece entre estos dos mandamientos y el resto de la Ley: lo que importa en la Ley entera y los Profetas es el amor: Amor a Dios y amor al prójimo: Los dos, juntos e inseparables.
Para los cristianos, Jesús lo resumió todo en el manda­miento del amor fraterno. “Amarnos como el mismo Jesús nos amó”.

Hoy, amar como  Jesús, significa unirnos al dolor de las víctimas de la masacre y desaparición de Ayotzinapa.
Hoy amar como  Jesús, significa levantar la voz en demanda de justicia para las víctimas y sus familias
Hoy amar como  Jesús significa hacer conciencia de que necesitamos gobernantes que defiendan la vida y la dignidad de las personas y unirnos buscando caminos para lograrlo
Cosme Carlos Ríos

Octubre 25 del 2014 

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