Buscar este blog

Buscar este blog

sábado, 21 de septiembre de 2013


 

Los bienes materiales al servicio de la vida

Vivimos en una sociedad de consumo en la que los valores que dan las pautas del consumo son la belleza, la salud, la juventud y por ello al consumir se busca el placer y el sentirse bien consigo mismo tanto en lo físico, como en lo intelectual 0 espiritual.

Nuestra sociedad regiomontana brilla por sus grandes obras, por la producción etc, pero al lado de nuestras grandes obras aparecen los grandes contrastes sociales como los barrios donde viven los carretoneros y las personas que bien en la margen de nuestros ríos, víctimas frecuentes de los desastres naturales.

Hay mucha gente arruinada por los préstamos, pues no siendo hábiles para la administración, han caído en manos de usureros que los han conducido al fracaso económico. Esto sucede en la vivienda y también en los pequeños negocios.

 

El profeta Amós es natural de Tecoa a 18 kms. De Jerusalén y por tanto originario del reino del Sur, pero actuó durante unos dos años en el reino del Norte por el año 760 a.C. durante el reinado de Jeroboam II.

A diferencia de los profetas anteriores que propusieron reformas importantes en el sistema monárquico, Amós percibe que el problema está en el mismo sistema de la monarquía opresora y no en la persona que detenta el poder.

En la lectura de hoy arremete contra el abuso que se hace del sábado aprovechándolo para maquinar planear una actividad comercial que despoja a los pobres, sin ninguna misericordia,

Jesús va de camino a Jerusalén y va dando sus instrucciones, hoy nos da su mensaje sobre el uso que hemos de hacer de los bienes materiales.

En tiempo de Jesús los mayordomos no tenían un sueldo pero se asignaban una comisión sobre lo prestado, comisión que debía pagar el deudor.

En la parábola de Jesús s del mayordomo se destaca por la astucia para asegurar su porvenir; este hombre supo descubrir a tiempo que los amigos duran más que el dinero.

Los hijos de la luz deben quitar al dinero su aureola de bien supremo. Jesús nos pide que pongamos el dinero en circulación y que lo cambiemos, sin vacilar, por algo más precioso, como son los lazos de mutuo agradecimiento.  

No somos propietarios, sino mayordomos de nuestros bienes, y los debemos administrar para bien de todos. El dinero no es el bien verdadero, el que nos hace justos, no se puede acumular el dinero sin faltar a la confianza en el Padre y hacer daño al prójimo.  

 

Vivir las enseñanzas de Jesús, hoy, implica para nosotros una lucha para que tomemos conciencia de  que los bienes materiales han de estar al servicio de una vida digna para todos.

Vivir las enseñanzas de Jesús, hoy, implica para nosotros un esfuerzo permanente para contrarrestar las graves desigualdades de nuestra sociedad regiomontana

Vivir las enseñanzas de Jesús, hoy, implica para nosotros el formarnos unos criterios claros sobre lo que consumimos y la forma en que lo hacemos

Cosme Carlos Ríos

Septiembre 21 del 2013

sábado, 14 de septiembre de 2013

Con los brazos abiertos
Salgamos al encuentro de los alejados y marginados

Los practicantes de todos los grupos religiosos tenemos la tentación de sentirnos los privilegiados y censuramos fuertemente a los que no son observantes como nosotros.
El Concilio Vaticano, algunas corrientes teológicas y algunos rasgos del actual Obispo de Roma, por el contrario dan muestras de ir al encuentro de los alejados y marginados.
El proyecto pueblo de dios en misión, retomando las orientaciones de la Conferencia Episcopal de Aparecida se propone acercarse y acoger a los alejados y marginados de nuestras comunidades

La reforma realizada por el Rey Josías, centralizó el culto en el templo de Jerusalén y como consecuencia abolió el culto de los santuarios. 
Con ello dejó sin empleo a los sacerdotes del interior, o los redujo a ministros inferiores en el Templo de Jerusalén. Tal es el caso del profeta Jeremías de los sacerdotes de Anatot.
Nuestro texto refleja tanto la situación del pueblo en el desierto como la situación del pueblo después de la división del reino en dos.
La idolatría, no se reduce al culto: Rendir culto a otro dios significa seguir el camino que él propone, aceptar un proyecto de vida, diferente, vivir de otra manera.
Baal, representado por el becerro de oro, es el dios que legitima la esclavitud, los tributos y las desigualdades sociales.
Al contrario, Yahvé es el dios libertador, que no quiere la esclavitud, ni los tributos, ni los trabajos forzados, y que conduce de la tierra de la esclavitud a la tierra de la libertad y de la igualdad.
El camino para lograr este proyecto es el camino del desierto, lleno de dificultades y tentaciones. 
Al sentir la ausencia del liderazgo de Moisés, el pueblo retoma el proyecto de Baal, proyecto de esclavitud y desigualdad.
Este abandono provoca la ira de Yahvé; pero la intercesión de Moisés le alcanza el perdón. 
Con esta acción Yahvé, el Dios liberador, tiende los brazos hacia el pueblo pecador, reconstruye la Alianza rota por la idolatría.

En su camino a Jerusalén, Jesús permite que se reúnan con El, cobradores de impuestos y pecadores, por lo que los hombres del sistema, los observantes, lo hacen víctima de sus críticas malintencionadas.
Con las parábolas narradas en este capítulo, Jesús legitima su conducta; por ello, la tercer parábola no se ha de interpretar desde el hijo (el pecador) sino desde el padre.
Jesús es el padre que respeta la decisión de su hijo, que cuando este vuelve derrotado, sale a su encuentro con los brazos abiertos, le devuelve su dignidad y celebra con un banquete su retorno.

Seguir a Jesús hoy significa abrir nuestro corazón, nuestra organización pastoral y nuestros templos para acoger a los alejados y marginados brindándoles el cariño de Jesús.
Seguir a Jesús hoy significa tomar conciencia de que tenemos que cambiar en nuestra manera de realizar la pastoral de modo que ofrezca espacio a los alejados y marginados.
Seguir a Jesús hoy significa reorganizar nuestras comunidades para que sin desatender a las ovejas que están en el redil tendamos los brazos a las que están lejos o se han alejado.
Seguir a Jesús hoy significa elevar nuestra oración a Dios para que todos impulsemos el proyecto pueblo de Dios en misión.
Cosme Carlos Ríos
Septiembre 14 del 2013

sábado, 7 de septiembre de 2013

Seguir a Jesús es ponerlo en el centro de la vida.
Todo lo demás en torno a El
A algunos creyentes les preocupa hoy, cómo va descendiendo el número de los cristianos; nos interesamos en que asista mucha gente al Templo, que haya muchos grupos, muchas Catequistas muchos niños en el Catecismo.
Nos esforzamos porque los actos del culto salgan muy bonitos que el Templo esté muy bien arreglado. Todo esto está muy bien, pero no es lo más importante.
Cabe preguntarnos si nuestros esfuerzos se orientan a formar verdaderos discípulos de Jesús, personas que lo acompañan, que aprenden sus enseñanzas, que se esfuerzan por construir comunidad y vivir juntos el estilo de vida del Señor Jesús.

Para los poderosos, de ayer y de hoy, sabio es el que ha estudiado y tiene muchos conocimientos.
Pero según la Biblia: La verdadera sabiduría es una mezcla de sensatez, prudencia y comprensión de la voluntad de Dios, que nos ayuda a organizar la vida como Dios quiere.
El verdadero sabio no pretende saber todo; comprende que solamente Dios es sabio; toda sabiduría humana viene de él.
Por eso, los más grandes sabios son los pobres y los pequeños, tan dóciles y abiertos a la revelación de Dios.
Algunos libros del primer Testamento se preocupan de modo especial de esta sabiduría como: Job, Salmos, Proverbios. Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Eclesiástico.
Solamente la vida vivida a la luz de la fe hace que la gente aprenda a ser sabia.
La lectura de hoy  se nos presenta como una oración al modo de la oración de Salomón que nos transmite el libro de los Reyes.
 Es, ante todo, un pretexto del autor del libro para explicar su manera de entender la sabiduría y su comunicación por parte de Dios al hombre.
En el evangelio de hoy Jesús va camino de Jerusalén. El evangelista nos dice que le “acompañaba mucha gente”. 
De pronto “se vuelve” y comienza a hablar a aquella muchedumbre de las exigencias concretas que encierra el acompañarlo de manera lúcida y responsable. No quiere que la gente lo siga de cualquier manera.
Ser discípulo de Jesús es una decisión que ha de marcar la vida entera de la persona.
Jesús les habla, en primer lugar de la familia. Aquellas gentes tienen su propia familia: padres y madres, mujer e hijos, hermanos y hermanas. Son sus seres más queridos y entrañables.
Si alguien pone por encima de todo el honor de su familia, el patrimonio, la herencia o el bienestar familiar, no podrá ser discípulo, ni trabajar con Jesús en el proyecto de un mundo más humano.
Más aún: Si alguien solo piensa en sí mismo y en sus cosas, si vive solo para disfrutar de su bienestar, si se preocupa únicamente de sus intereses, no puede ser discípulo de Jesús.
Si uno vive evitando problemas y conflictos, si no sabe asumir riesgos y penalidades, si no está dispuesto a soportar sufrimientos por el reino de Dios y su justicia, no puede ser discípulo de Jesús.

Seguir a Jesús hoy, significa para nosotros, conocer su persona, sus enseñanzas y su proyecto y ponerlo en el centro de nuestra vida
Seguir a Jesús  hoy significa para nosotros, que todos nuestros proyectos pastorales estén inspirados en la misericordia de Jesús.
Seguir a Jesús hoy significa para nosotros, que el trabajo de nuestro culto, nuestros grupos y nuestra Catequesis se orienten a formar discípulos misioneros de Jesús que lo ponen en el centro de su vida.
Seguir a Jesús hoy significa para nosotros que todos los que participamos en actividades pastorales nos esforcemos por vivir las enseñanzas y el proyecto de Jesús, en diálogo constante con su persona
CCR
Septiembre 07/13