Es un clamor general (obviamente entre
los adultos) que los jóvenes de hoy son insoportables y que no sirven para nada.
Pero
necesariamente existe otro lado de la moneda. Estos niños y niñas y niñas entre
12 y 16 años no nacieron de la madre tierra, ni recibieron ese estilo de
vida del viento o de las nubes: Son producto de las generaciones anteriores,
que, por educar en forma equivocada o por menospreciar la modernidad, hemos influido
en el adolescente que encontramos hoy.
No estamos
ofreciéndoles en la familia un lugar donde sean escuchados y tomados en cuenta,
la escuela les trasmite conocimientos, pero no valores, y no todos tienen
oportunidad real de acceder a los estudios; los medios de comunicación social
los manipulan para la comercialización, y la sociedad les niega los espacios
para la recreación física. Y el crimen organizado los utiliza como carne de cañón
Tenemos que
cambiar nuestra mentalidad, estos chicos no son los malos de la película sino
más bien las víctimas de una sociedad que sólo busca la ganancia y favorece la
eficiencia y la productividad, relegando a los menos eficientes y productivos.
Juntos,
adultos jóvenes y adolescentes tenemos que construir un mundo de justicia,
libertad e igualdad.
Aportando cada
uno nuestros propios valores, sumando y no compitiendo lograremos cambiar esta
situación
Hagan sus propuestas para ir elaborando un
programa, tomando en cuenta las experiencias que ya hay
CCR
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