CUARESMA: TIEMPO PARA LIBERAR A LOS CAUTIVOS.
Hoy, como ayer.
tenemos muchos cautiverios: vivimos encerrados en nuestro individualismo que nos
impide abrirnos a los demás.
Los duros trabajos de
las empresas nos agotan y nos impiden el descanso y el disponer de tiempo para nuestra
salud y recreación e incluso para rendir culto a Dios
Además, los vicios y
las drogas nos mantienen atados a un estilo de vida que nos impide llevar una
vida verdaderamente humana.
Los condicionamientos
sociales, sobre todo los medios de comunicación social, y la forma en que se
mueve el comercio nos van haciendo esclavos de un estilo de vida que no es lo
que nos ayuda a vivir en libertad
Los biblistas
actuales consideran que el capítulo 43, del que tomamos el pasaje de hoy,
corresponde al llamado segundo Isaías o Deutero-Isaías que es el autor de los
capítulos del 40 al 55.
Este profeta actúa
durante el destierro en Babilonia y es llamado El profeta Evangelista, porque
su profecía constituye un mensaje de consuelo y esperanza para los desterrados.
Los desterrados eran
personas de la élite judía: miembros de la corte, militares de alto rango,
sacerdotes del templo de Jerusalén y personas económicamente pudientes.
Durante el destierro
vivían en campamentos, y perdieron su excelente posición económica, social,
política y religiosa, por lo que entraron en una profunda crisis de fé,
considerando que Yahvé los había abandonado
El profeta acompañó a
los desterrados, les hizo ver que Dios no los había abandonado y les mostró las
señales de Dios que invitaban a organizarse para regresar a la patria.
El Éxodo significó
para los teólogos israelitas el acontecimiento que expresa al máximo la acción
salvadora de Yahvé: El paso de la opresión y la esclavitud, a la tierra
prometida.
En este pasaje, por
medio de símbolos, el profeta invita al pueblo a fijarse en lo nuevo que Yahvé
está realizando en ese momento, pues el fin del cautiverio será una acción liberadora
superior a la del Éxodo.
En el evangelio de
San Lucas leemos: El Espíritu del Señor
está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió… a anunciar la liberación a los cautivos y… a
dar la libertad a los oprimidos.
La opresión y
cautiverio que vive el pueblo en tiempo de Jesús son diferentes: El pueblo vive
esclavo de un legalismo que les impide tener una vida digna.
Los encargados de
interpretar la Ley de Moisés lo hacen en su propio beneficio y atan pesadas cargas
y las ponen sobre los hombros de los demás.
En general, la víctima
principal es la mujer fértil que mensualmente tiene que pagar por su
purificación.
En el texto que
leemos hoy nos dice que: Los escribas y
fariseos trajeron a una mujer tomada en adulterio y, poniéndola en medio, le
dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante delito de
adulterio. En la Ley nos ordena Moisés apedrear a éstas; tú ¿qué dices?"
A ellos no les
interesa el cumplimiento de la Ley, sino el hacer caer a Jesús en una trampa,
pues el texto que utilizan dice así: (Deut 22:22) Si se
sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos; el hombre
que estaba acostado con la mujer, y también ella.
Jesús
libera a la mujer y al pueblo del cautiverio del legalismo, actuando con
misericordia y ofreciendo la oportunidad para dejar la esclavitud para no
volver al mismo pecado
Vivir la
Cuaresma hoy, implica para nosotros, en colaboración con Jesús, luchar por
nuestra libertad, quitándonos todo lo que nos impide tener una vida
verdaderamente digna.
Vivir la
Cuaresma hoy, implica para nosotros entendernos como miembros de una Iglesia y
de una sociedad, dispuestos a no encerrarnos en nuestro individualismo, sino a
trabajar también por los demás.
Vivir la
Cuaresma hoy, implica para nosotros no dejarnos encadenar por las propuestas
del mercado y ser capaces de tomar decisiones, de comprar las cosas que
necesitamos para la vida.
Vivir la Cuaresma hoy, implica para nosotros
entender a los hermanos que viven cautivos de las drogas y ayudarlos a luchar
por una vida digna.
Y todo
esto, no porque seamos los mejores, ni para llamar la atención sino para vivir
la misericordia de Jesús
Cosme
Carlos Ríos
Marzo 05
del 2016
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