El bautizado, hijo
amado de Dios, que tiene el Espíritu,
Elegido para humanizar lo
que deshumaniza
En nuestro México hay situaciones que deshumanizan a la persona y a la
sociedad, como son los problemas derivados de la pobreza, el hambre, la
enfermedad, la corrupción y el crimen organizado …, sin embargo, mientras no
nos toque a nosotros, la mayoría de los bautizados cerramos los ojos ante el
problema.
Nos falta conciencia de que el bautizado es un hijo amado de Dios que ha
recibido el Espíritu Santo para colaborar en el proyecto de Jesús de trabajar, con
hechos y palabras en transformar las situaciones inhumanas en situaciones
dignas de la persona humana.
La primera lectura de hoy, tomada del “Segundo Isaías” presenta palabras pronunciadas
durante el exilio y ante la inminencia del final del exilio.
Las personas en ese contexto son pobres, oprimidos, sin dinero, y con
hambre. El destierro ha provocado una gran desesperanza y no son capaces de ver
las señales de una nueva situación.
El profeta, atento a las señales de Dios, ve que se aproximan tiempos
nuevos que ofrecen la oportunidad de retorno a la patria.
Ante ello, el profeta se descubre como hijo amado de Dios, como su
servidor, que ha recibido el espíritu para hacer que
la justicia llegue a las naciones.
El libro de los Hechos en un discurso de Pedro en
la casa del centurión Cornelio, presenta a Jesús de Nazaret como consagrado por
Dios, que le dio Espíritu Santo y cómo Jesús pasó haciendo el bien y sanando a
los oprimidos por el diablo.
En el Evangelio de hoy, Jesús acude al llamado de Juan al igual que una gran parte de Israel;
pero, para Jesús se hace evidente que el bautismo nos conecta con el proyecto
del Padre
El bautismo de Jesús se convierte en una unción del Espíritu. Su tarea
va a consistir en un testimonio de la urgencia y posibilidad de instaurar el
Reino de Dios por medio de la conversión al evangelio.
Con su
bautismo manifiesta Jesús su apoyo al movimiento suscitado por Juan y a su
exhortación al cambio de vida, mostrando su compromiso por la eliminación de
la injusticia.
Su bautismo,
sin embargo, significa un compromiso de entrega por el bien de la humanidad,
que incluye la disposición a dar la vida por procurarlo.
Al igual que Jesús los cristianos nos descubrimos como hijos amados,
predilectos, enviados por el Padre a anunciar el evangelio ante la inminencia
del Reino de Dios que ya se acerca.
Para cualquier cristiano, el bautismo lo compromete a realizar la misma
misión que Jesús se propuso.
Celebrar el bautismo de Jesús implica para nosotros descubrir que, por
ello somos hijos amados de Dios, que hemos recibido el Espíritu Santo para
colaborar en el proyecto del Padre.
Celebrar el bautismo de Jesús implica para nosotros, que, como el
profeta, tenemos que a abrir los ojos y tomar
conciencia de las situaciones que nos deshumanizan y que son contrarias al
proyecto del Padre.
Celebrar el bautismo de Jesús implica para nosotros luchar para que
todas las situaciones inhumanas se conviertan en humanas de acuerdo al proyecto
del Reinado de Dios.
Esto nos exige, reunirnos, analizar la situación inhumana en sus causas
profundas, señalarnos metas a corto y mediano plazo y descubrir los pasos que
hoy tenemos que dar.
Exige también descubrir a los que, desde otras trincheras están luchando
por lo mismo y hacer alianza respetuosa con ellos, buscando el bien común, sin
protagonismos personales
Cosme Carlos Ríos
Enero 10 del 2015
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