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sábado, 18 de agosto de 2012

Nueva Pascua, nuevo Cordero, nuevo Éxodo

 
Nuestras celebraciones de la Eucaristía poco tienen de festivas, falta la alegría, la convivencia, la fraternidad, dan la impresión de que la gente no entiende ni vive lo que estamos celebrando.
Pocas personas participan consciente, activa y piadosamente en la celebración, y se da una marcada distinción entre los que están cerca del celebrante y el resto de la comunidad.
No hay un esfuerzo que nos impulse a salir de las esclavitudes de hoy.

La Pascua judía era una fiesta, era memorial y actualización de una acción salvífica de Dios: El éxodo de la esclavitud en Egipto y el comienzo de un camino hacia la libertad e igualdad
En el hecho histórico los hebreos comieron la carne de un cordero que les fortaleció para el camino en busca de la igualdad y libertad
Cuando celebramos la Cena del Señor (Misa) estamos haciendo una fiesta, estamos haciendo memorial y actualización de la Muerte y Resurrección de Jesús, de su entrega a la causa del Reino.
En la Cena del Señor comemos el cuerpo de Jesús y bebemos su sangre
Beber la sangre del Señor en la Cena significa dejarnos limpiar de todo lo que va en contra del Reinado de Dios: las desigualdades, las injusticias, el desprecio por los pobres.
Comer el cuerpo de Jesús en la Cena significa alimentarnos, asimilar su vida, su enseñanza, su proyecto.
Actualizar la Cena de Jesús significa renovar nuestro compromiso con la causa de Jesús: El Reinado de Dios, vivir y luchar por un mundo de amor, de justicia, de paz y de verdad

Seguir a Jesús, la nueva Pascua, implica un esfuerzo para que nuestras celebraciones sean una fiesta en la que se da la alegría, la convivencia, la fraternidad.
Seguir a Jesús, la nueva Pascua, implica un esfuerzo para que nuestras celebraciones sean comprendidas por todos los que asistan a ellas, a fin de que todos podamos vivir la fiesta
Seguir a Jesús, la nueva Pascua, implica un esfuerzo para que nuestras celebraciones estén orientadas a liberarnos de las esclavitudes de hoy.
Comer hoy a Jesús, el nuevo cordero, implica llevar una vida de entrega a la causa de los pobres y marginados.
Beber hoy la sangre de Jesús, el nuevo cordero, implica un esfuerzo permanente para irnos limpiando de nuestro egoísmo, ambición, ansias de poder.
Seguir a Jesús, el nuevo éxodo, implica el esfuerzo por salir de nuestra indiferencia, nuestro conformismo, nuestra apatía y desinterés por los demás.
Seguir a Jesús, el nuevo éxodo, implica el esfuerzo por caminar, hacia la igualdad y libertad tanto en la vida personal como en lo social. Comentarios, críticas, sugerencias
CCR

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